lunes, 29 de junio de 2009

LÍQUENES (fragmentos) por Pedro García Cabrera


[Pedro García Cabrera nace el día 19 de agosto de 1905 en Vallehermoso, isla de la Gomera, espacio al que quedará vinculada su infancia, jugando entre palmeras, barrancos y piteras, y acunado por una copla popular: “A la mar fui por naranjas, / cosa que la mar no tiene. / Metí la mano en el agua: / la esperanza me mantiene”. En 1915 la familia se establece en Tenerife, e inicia sus estudios de Bachillerato en el Instituto General y Técnico de La Laguna. Escribe y publica sus primeros textos en La voz de Junonia, el diario Gaceta de Tenerife y la revista Hespérides. Su primer libro, Líquenes, de 1928, presenta un espacio temático cargado de sugerencias: las islas y el mar.

Participa en los años treinta del siglo XX, junto a Eduardo Westerdahl y Domingo Pérez Minik, entre otros, en una hermosa aventura, la de Gaceta de Arte (1932-1936), una revista literaria, estética, filosófica, de bellas artes y cine, nacida en Tenerife y de alcance internacional, que conectó a los intelectuales y artistas canarios con las vanguardias europeas y el surrealismo. Publica su segundo libro, Transparencias fugadas (1934), y escribe La rodilla en el agua y Dársena con despertadores. Es la época de la Segunda República Española y el poeta, militante socialista, es elegido concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y consejero del Cabildo Insular.

En julio de 1936, se produce la sublevación militar contra la democracia republicana y Pedro García Cabrera es detenido y deportado a un campo de concentración en el Sahara, del que se evade en 1937. Marcha a Dakar (Senegal) y, posteriormente, viaja a España y se integra en el frente republicano de Andalucía. Detenido en Granada, unos meses antes de acabar la Guerra Civil, permanecerá en prisión hasta 1946. Vive con dolor la guerra y sus consecuencias. Durante esos trágicos años, escribe diversos poemarios en los que relata sus experiencias y le canta a sus ausencias: la libertad, la paz, el amor, la justicia, los amigos… Estos libros son Entre la guerra y tú, Romancero cautivo, La arena y la intimidad, Hombros de ausencia y Viaje al interior de tu voz.

Durante la dictadura, sigue escribiendo y manteniendo su compromiso ético e intelectual. A veces, se acercaba a la mar para intentar arrancarle naranjas. Mantenía sus sueños y esperanza en un futuro que no fuera “silencio amordazado”, buscando “un beso de paloma”, un consuelo que no hiciera “naufragar a mi palabra / ni apagar el amor que la mantiene”. Finalmente alcanzó a ver la tan ansiada democracia. Son años fructíferos para la poesía. Publica Día de alondras (1951), La esperanza me mantiene (1959), Entre cuatro paredes (1968), Vuelta a la isla (1968), Hora punta del hombre (1970), Las islas en que vivo (1971), Elegías muertas de hambre (1975), Ojos que no ven (1977) y Hacia la libertad (1978).

(Extraído de
http://www.fundacionpedrogarciacabrera.com/pgc/pgc.htm ) ]



[poema 19]

A la mañana
los globos reventados de las nubes
le escondieron la luz y el horizonte.
Tan sola la dejaron
que está
llorando cristales deslustrados.
En vano el arco iris
le cuenta su historieta de colores
y el viento desenrolla serpentinas.
Pero el sol es monóculo
en el anuncio del brillol.
Y el horizonte se ciño a la isla
para hacerla bailar como un trompo.
Una copita rubia
-whisky, cognac, cerveza-
para la niña sola.
Pero es en vano,
que todo el sol
lo exportamos en cajas al Ecuador.


[poema 20]

Detrás del gran pellizco que el malecón
algo degenerado le tiró al mar,
todos los meridianos de mar y tierra
abuchean la noche que está en verbena.
De mares extranjeros vinieron olas
que arrastran sus canciones sobre la arena
Del polo encristalado, que vio encenderse
los géiseres azules de las ballenas.
Del Ecuador caliente
que sacó el positivo de las palmeras.
De los mares tranquilos donde el viento
la superficie limpia calafatea.
De los fondos marinos donde las algas
crecieron junto al seno de las sirenas.
De las grutas más hondas y retorcidas
donde los calamares se hacen cosquillas.
Las olas navegantes de todos los mares
celebran su verbena cosmopolita.


[poema 24]

Una girl del norte
-mastil de pinsapo
lleno de banderas-
arribó a la roja gota
de la lujuria,
isla en el mar blanco
de un ojo negrero.
Y el Polo tan rubio
se tiznó en la llama
del Trópico negro


[poema 30]

Qué linda manzana verde
desmenuzada en el agua

El faro, dentro del puerto,
quema todas sus bengalas.

(Paso un barco. Y otro barco.
Estrellas de trenza larga.
El viento arrugando sedas
con sus finas manos blancas).

La manzanita verde
va rodando por el agua.

Ni hacia el norte ni hacia el sur
rumbo hacia la madrugada.

Y el faro taladra mares
corriendo tras la manzana.


[poema 33]

Estrellas muertas de risa
en la glándula del puerto.

Calamares bajo el ala
de todos los barcos cluecos.

Olas empujando muelles
lleno el lomo de luceros.

El viento haciendo cabriolas
en un bosque de trapecios.

Y una luna degollada
de cerradura en el puerto.


[poema 40]

Por el bolsillo azul del horizonte
asoma una torre negra.

Su pie -cilindro-
en la boca -estribo-
de la chimenea.
Y su esbeltitud en la tarde
que naufragando en colores
abanica palmeras.

Amazona de la brisa,
una nube
hecha de un tajo de ojeras
hacia la torre, en deseo
de amante joven
a marinero que llega.

Hay un palanquín redondo
y unas cortinas negras.


[poema 63]

Bombonera del mar.
Papel de elegancia
con crema de orquesta en el centro.

Las gimnastas bielas
en su chismorreo rápido de acero.
La batuta inmóvil de las palanquetas
Las fornicaciones ágiles del émbolo.
Y la estrella loca
ventilando mares con sus cuatro dedos.

Políglota jazz-band
repicando a turismo
en la cinta de un nervio.

Bombonera del mar
en el estuche azul
del puerto.


[poema 66]
Áncora de sal
en el correcto smoking de tu playa
gardenias de tres puntas
para recepciones de marino en casa.

En los travesaños de tus dedos
salta un mar de caracolas nacientes
y naranjas de vidrio
derribadas de soles infantiles.

La yema de tu voz
en el ovario de una ola
fue un brote iluminado
que apadrinó un delfín.
Un brote
que a la sombra de una gardenia
sorbe la naranja del sol.
Dale una estrella de prisa por espada
y una coraza de viento en sazón.
Y todos los mapas
tendrán un meridiano universal.


[poema 69]

Con cuatro paquebotes ingleses,
tres barcos alemanes, dos suecos
y una bric-barca americana
se ha desayunado el puerto.
El aire
tiene mutismos
influenciados por extranjeros.
Van explorando los rompeolas
los grober-trotter de los cangrejos
Hay olas ladies. Olas dames. Olas frauen.
Negros que al sonreír sale la luna.
El muelle, con su pose de tiros largos.
Hombres sabor canela, con nidos
de ponientes y albas cuadradas
Y el mar, a tono
entre charlestones y más charlestones
bien ceñido a las curvas de las barcas.



Portada de la primera edición de Líquenes (1928)