lunes, 28 de febrero de 2011

BANDERA NEGRA (fragmento) por Gui Rosey


["Nació en París el 27 de agosto de 1896. Colaboró con los surrealistas desde 1932. Fue visto por última vez en Marsella en 1941, entre los surrealistas refugiados que esperaban partir de Francia. Desde entonces no se tuvo más noticias de él. BIBLIOGRAFÍA: La Guerre de 34 ans (Les Cahiers libres, París, 1932). Drapeau négre (Editions surréalistes, París, 1933). André Breton, poéme épique (Editions surréalistes, París, 1937). Les Moyens d'existence (Sagessc, París, 1938)."

(Biografía de Gui Rosey en Antología de la poesía surrealista en lengua francesa de Aldo Pellegrini)
"Un día un grupo de surrealistas llegan al sur de Francia. Intentan obtener el visado para viajar a los Estados Unidos. El norte y el oeste están ocupados por los alemanes. El sur está bajo la égida de Pétain. El consulado norteamericano dilata la decisión día tras día. En el grupo de surrealistas está Bretón, está Tristan Tzara, está Péret, pero también hay otros que son menos importantes. A este grupo pertenece Gui Rosey. Su foto es la foto de un poeta menor, piensa B. Es feo, es atildado, parece un oscuro funcionario de ministerio o un empleado de banca. Hasta aquí, pese a las disonancias, todo normal, piensa B. El grupo de surrealistas se reúne cada tarde en un café cerca del puerto. Hacen planes, conversan, Rosey no falta a ninguna cita. Un día, sin embargo (un atardecer, intuye B), Rosey desaparece. Al principio, nadie lo echa en falta. Es un poeta menor y los poetas menores pasan desapercibidos. Al cabo de los días, no obstante, comienzan a buscarlo. En la pensión en donde vive no saben nada de él, sus maletas, sus libros, están allí, nadie los ha tocado, por lo que resulta impensable que Rosey se haya marchado sin pagar, una práctica común, por otra parte, en ciertas pensiones de la Costa Azul. Sus amigos lo buscan. Recorren hospitales y retenes de la gendarmería. Nadie sabe nada de él. Una mañana llegan los visados y la mayoría de ellos coge un barco y sale para los Estados Unidos. Los que se quedan, aquellos que nunca van a tener visado, pronto olvidan a Rosey, olvidan su desaparición, ocupados en ponerse a salvo a sí mismos en unos años en los que las desapariciones masivas y los crímenes masivos son una constante."

("Últimos atardeceres en la tierra" de Roberto Bolaño)]




Lugares colmados de llamas
donde mi andar gótico rehace el gesto fantasmal de la sangre
contra la vida iluminada por sonrientes rubores de corrupción
se yergue sorprendente
la experiencia de la palabra
contra la vida tomada en su fuente de desventuras
oh recuerdos relámpagos parecidos a grandes dogos que se ponen como soles
contra la esperanza abierta como una herida ornada de pedrerías
se eleva la palabra en el aire del tiempo
y hace que un hermoso poema arranque ojos en lugar de lágrimas
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
He aquí la totalidad de los siglos pasados por las armas
cabeza de madera en la cual el ojo izquierdo sólo parpadea para
salvar al otro de la miseria
lo único creíble en el seno vaporoso de las geografías venenosas
son las fugas imprecisas de rostros encadenados por horribles palideces
es la obra simbólica de sabios microbios en el fondo de las
apasionantes cavernas de la materia
es el monumento irracional de la tempestad que derriba a la virtud
y el inviolable desorden
con una voz desesperada
Ahora que los proverbios seductores viajan a costa de los ojos
los brazos carecen de recuerdo y caen a lo largo del cielo
todos los dioses han vuelto a entrar en sus conchas
y la muerte con vestimenta de soldado
coloca al terror blanco en vitrina
en las patrias recién pintadas
he aquí que llegan por senderos azotados por una fiebre lenta
el tiempo de las grandes mudas nocturnas
del terciopelo y de los encantamientos lúcidos
en los que el hombre
destructor de muertos y palabras
escala el oro escarpado
lleno de ruidos
como una selva virgen ...



"El ojo del silencio" de Max Ernst