sábado, 10 de diciembre de 2011

EL HOMBRE APROXIMATIVO (fragmentos) por Tristan Tzara


[Nació en Moinesti, Rumania, el 4 de abril de 1896. Su verdadero nombre parece ser Samy Rosenstock aunque Tzara lo negó rotundamente. En 1916 encontrándose en Zürich, fundó con el judío rumano Marcel Janco, los alemanes Hugo Ball y Huelsenbeck, y el alsaciano Arp, el movimiento Dada. Publicó diversos números de la revista "Dada" cuya influencia fue muy notoria en Alemania y posteriormente en Francia. En 1919 llegó a París, donde estableció el centro del movimiento dadaísta con los colaboradores de "Littérature" : Breton, Aragon, Soupault, Picabia y Jacques Rigaut entre otros. En 1922 se distanció de Breton y sus amigos, que empeñados en una obra más constructiva desembocarían en el surrealismo. En 1929 se reconcilió con los surrealistas hasta 1935, fecha en la que se separó definitivamente para adherirse a la política del Partido Comunista. Falleció en 1963.


(Extraído de A media voz)]


Tzara retratado por Lajos Tihanyi


las campanas suenan sin razón y nosotros también
los ojos de las frutas nos miran atentamente
y todas nuestras acciones son controladas no hay nada oculto
el agua del río ha lavado tanto su lecho
transporta a los dos hijos de las miradas que han arrastrado los pies de los muros en los brazos desgastados de la vida
atraído a los débiles unidos a las tentaciones, agotado de éxtasis
abierto al fondo de las viejas variantes
y desatadas las fuentes de las lágrimas prisioneras
las fuentes sujetas a los cotidianos ahogos
las miradas que agarran con agarran con manos desechadas
el claro producto del día o la ensombrecida aparición
que dan la cuidadosa riqueza de la sonrisa
atornillada como una flor en el ojal de la mañana
los que solicitan el alimento o la voluptuosidad
los realizadores que reciben eléctricas vibraciones los sobresaltos
las aventuras el fuego la certidumbre o la esclavitud
las miradas que se han arrastrado a lo largo de discretas tormentas
han consumido los adoquines de las ciudades y expiado muchas bajezas en las limosnas
se siguen cerradas alrededor de las cintas de agua
y corren hacia los mares llevándose en su peso
las humanas basuras y sus milagros

* * *

hombre aproximativo como yo como tú lector y como los otros
montón de carnes ruidosas y de ecos de consciencia completa en el solo pedazo de voluntad tu nombre transportable y asimilable cortes por las dóciles inflexiones de las mujeres
diversos incomprendidos según la voluptuosidad de las corrientes interrogadoras
hombre aproximativo moviéndote en los poco más o menos del destino
con un corazón como maleta y un vals a guisa de cabeza
vaho sobre el frío hielo tú te abstienes de verte a ti mismo
grande e insignificante entre las joyas de escarcha del paisaje
sin embargo los hombres cantarán en corro bajo los puentes
del frío la boca azul contraída mas lejos que la nada
hombre aproximativo o magnifico o miserable
en la niebla de las castas edades habitación a poco coste los ojos embajadores de fuego
que cada uno interrogue y atienda en el forro de caricias de sus ideas
ojos que rejuvenecen las violencias de los dioses ágiles
saltarín al disparo de los resortes dentarios de la risa
hombre aproximativo como yo tú lector
tienes entre tus manos como para lanzar una bola cifra luminosa tu cabeza de poesía

* * *

coleccionista de colillas en las selvas de éxtasis
y de astros destartalados caídos lejos en la fosa de los secretos
pedazos de país de pesadez despedazados recelos
de titubeantes fluideces de resaca
distraída convalecencia de llamas zancudas
allí arriba donde todo es de piedra
las cubas misteriosas de la fascinación
fermentan el trigo ilusorio de la voz
sobre los ramajes de las cataratas la tarde las arañas de los ojos se mueven inquietas
salvaje esperanza proyectada con los boomerangs y los cometas
en la humedad de azabache que ningún retorno de las alas pensantes desflora
ni de tizones de amor

* * *

las amapolas eléctricas bajo la concha de tortuga arropan los granos de arena y de belleza
el crepúsculo eleva los adioses al horizonte bañado con la fría claridad del estereoscopio
azotado por los resplandores navales de la vuelta a la prisión
y sus caídas de sitio en sitio preparan la electrificación de los ojos
adán y eva se esconden en el bello lugar del fruto hendido
dos vueltas hacen bajar del cielo subterráneamente a los gemelos de otras épocas
con el sabor de los metales pesados los cristales de las estrellas ofrecen el regazo en la entrada de la cueva
en el roquedo petrificado en alto para usted
cayendo en el dejar-ir del invierno que esgrime sus sables
nulidad y embrutecimiento desgranan con sólida mano los árboles en el precipicio
gritando a los nuevos aires las partidas los saltos rapaces del vacío
en la ilusión de las blancuras oscurecidas por el cloroformo
que la piel del hielo lleva al medio día de sangre

* * *

existe un hermoso país en su cabeza
allí donde la promesa del cielo le toca con su mano
desnuda está la piel del cielo y desollada por los racimos de roquedas
los ásperos itinerarios de los convoyes de las penas
han limitado el enfebrecido perfil del aire
y en la cisterna de su memoria el enjambre de las tribus
maduradas en los pérfidos nivelamientos
desagrega la espuma jadeante de la razón sin salida
su maldito zozobrar pasma allí donde acaba tu voluptuosidad crece el vacío
se rompe la espuela de las sórdidas estepas contra la pista de los dólmenes
ventilador que raspa en la caja de resonancia del barranco
barranco embriagado de profundidades gimientes
acolchados con finas escrituras de vértigos desdeñosos y de algas
nuestras miradas resbalando de vertical en vertical se disuelven
dibujan unos ojos de aceite sobre el charco
así te miro yo al pie de la montaña
agarrada como la noche está dispuesta a derramarse
y sobre los escalones escavados que sumergen tu andadura
se ha introducido la muerte hálito de apaciguamiento

* * *

mañana mañana
mañana marcada de cristal y de larvas
mañana de pan cocido
mañana de puertas en locura
mañana guardiana de caballerías
mañana de ardillas y pulidores de vitrales frescos en la costa
mañana que huele bien
aliento pegado a las estrías del iris

* * *

los bares se abren a las confidencias y al interior de los mariscos
danzan las diabólicas vibraciones por donde se filtra el pasado
entre los dientes helados sobre el bocado del aire
escucho todavía la sierra de las nubes
que vacía el horizonte de la madurez de los vestigios variables
y en tu corazón el contorno perturbado y más allá
el abismo se oscurece y es denso el hormigueo de los nadadores en la marmita
en el hombre país inculto y seco ese pataleo se reproduce
con querellas y acritud o terremotos de tierra
y aunque sobre ti las estrellas de los ojos explotan prestidigitador
hombre aproximativo como yo como tú
porque no sabes desparramar tu alma en cartas de juego
en mapas que tus sólidos pies pisotearon
midiendo la fuerza de los acantilados las de las ciudades y los nervios
examinando las escalas de las generaciones los frutos de
las nuevas edades oh sequedad
subterfugios escupidos de ángeles pegajosos grasas de medusa
excremenro de la mar vengadora