sábado, 31 de marzo de 2012

CANTO XLV (Con usura) por Ezra Pound


[Hailey, EE UU, 1885-Venecia, Italia, 1972) Poeta estadounidense. Tras graduarse en la Universidad de Pensilvania en lenguas románicas, se instaló en Londres en 1908; ese mismo año apareció A lume spento, con el que comenzó un período de intensa producción, como demuestra la publicación de Personae (1909), Provença (1910), Canzoni (1911), Sonetos y baladas de Guido Cavalcanti (1912), Cathay (1915), Lustra (1916) y Hugh Selwyn Mauberley (1920).

En 1925 se editaron en París, adonde se había trasladado pocos años antes, los dieciséis primeros Cantos, su obra más ambiciosa, que luego amplió y reeditó a lo largo de toda su vida, y entre los que se cuentan los Cantos pisanos (1949) y los Cantares (1956). En ellos incluye versos en diversas lenguas, y adapta y retoma materiales procedentes de otros autores y de varias tradiciones, incluso de China.

Enemigo del romanticismo y del discurso lógico, su obra resulta extremadamente compleja y difícil. Influyó, entre otros, sobre T. S. Eliot, su principal discípulo, y James Joyce, además de dirigir y aconsejar en sus primeros pasos literarios en París a su amigo Ernest Hemingway. Durante los años treinta publicó diversos ensayos sobre literatura y política, entre los que destacan Cómo leer (1931), ABC de la economía (1933), ABC de la lectura (1934).

En esa época se trasladó a Italia y manifestó su simpatía por el fascismo. Durante la Segunda Guerra Mundial, de 1941 a 1943, realizó emisiones radiofónicas de propaganda para el régimen de Mussolini. A la caída de Italia, fue detenido por los aliados; declarado paranoico por los psiquiatras del ejército, permaneció doce años encerrado en un sanatorio cerca de Washington. Cuando en 1958 recobró la libertad, se trasladó definitivamente a Italia.

(Extraído de Biografías y vidas)]



Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra 
Con bien cortados bloques y dispuestos 
de modo que el diseño lo cobije, 
con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su iglesia 
harpes et lutz (arpas y laúdes) 
o lugar donde la virgen reciba el mensaje 
y su halo se proyecte por la grieta, 
con usura 
no se ve el hombre Gonzaga, 
ni a su gente ni a sus concubinas 
no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa 
sino para venderlo y pronto 
con usura, 
pecado contra la naturaleza, 
es tu pan para siempre harapiento, 
seco como papel, sin trigo de montaña, 
sin la fuerte harina. 
Con usura se hincha la línea 
con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos) 
y nadie encuentra un lugar para su casa. 
El picapedrero es apartado de la piedra 
el tejedor es apartado del telar 
con usura 
no llega lana al mercado 
no vale nada la oveja con usura. 
Usura es un parásito 
mella la aguja en manos de la doncella 
y paraliza el talento del que hila. Pietro Lombardo 
no vino por usura 
Duccio no vino por usura 
ni Pier della Francesca; no por usura Zuan Bellini 
ni se pintó "La Calunnia” 
No vino por usura Angélico; no vino Ambrogio Praedis, 
no hubo iglesia de piedra con la firma: Adamo me fecit. 
No por usura St. Trophime 
no por usura St. Hilaire. 
Usura oxida el cincel 
Oxida la obra y al artesano 
Corroe el hilo en el telar 
Nadie hubiese aprendido a poner oro en su diseño; 
Y el azur tiene una llaga con usura; 
se queda sin bordar la tela. 
No encuentra el esmeralda un Memling 
Usura mata al niño en el útero 
No deja que el joven corteje 
Ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace 
entre la joven novia y su marido
Contra naturam 
Ellos trajeron putas a Eleusis 
Sientan cadáveres a su banquete 
por mandato de usura. 



viernes, 30 de marzo de 2012

LO POSIBLE por Maxime Alexandre


[Nació en Estrasburgo el 24 de enero de 1899. Comenzó a colaborar con los surrealistas en 1925. Se separó del grupo a raíz de la "crisis Aragon" en 1932: en ese momento, Alexandre y Pierre Unik en desacuerdo con los puntos de vista tanto de bretonistas como de aragonistas, publican un texto titulado Autour d'un poéme en el que plantean su posición. En 1949 Alexandre se convierte al catolicismo con el padrinazgo de ClaudeI. El relato de esta conversión está descrito en su obra Sagesse de la folie.



(Extraído de la Antología de la Poesía Surrealista de Aldo Pellegrini)]




Cielo y agua I, de M. C. Escher




Al espejo desaparecido en la marea ascendente lo vuelven a encontrar acribillado como el ala de la desesperación. Junto a una conchilla en forma de corazón el espanto se arrodilla suplicante, pero la cólera de la libertad lo decapita y hace surgir una estatua de piedra; ésta descubre de golpe los más hermosos senos de la noche que hacen olvidar las estrellas. Los ruidos enemigos tamizados por la durmiente se han convertido en una bandada de cormoranes.

De Le mal de nuit

domingo, 11 de marzo de 2012

TENTATIVA DE SOLEDAD por Humberto Díaz Casanueva


[Preguntas en torno a la trascendencia

El poeta, diplomático y educador Humberto Díaz-Casanueva nació el 8 de diciembre de 1906, en Santiago, en el seno de una familia de clase media católica, y recibió una formación religiosa durante su infancia. En 1914 ingresó al Liceo de Aplicación, del que fue expulsado el año 1921, al fundar el grupo de estudios Centro José Ingenieros y ser acusado de “hereje” por un profesor de religión. Continuó sus estudios en la Escuela Normal José Abelardo Núñez, obteniendo su título de profesor normalista a los 17 años.

En la primera mitad de los agitados años '20, Díaz-Casanueva comenzó a relacionarse con el ambiente literario e intelectual de la época, en el que conoció a Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, entre otros. De esos años, data su amistad con el poeta Rosamel del Valle, unión poética y fraternal que perduraría hasta la muerte del segundo. En 1926, Humberto Díaz-Casanueva publicó su primer libro, El aventurero de Saba, a la vez que participó activamente en las movilizaciones del profesorado en pro de la reforma educacional. La actividad gremial y política que desarrolló lo llevaría a su primer exilio en 1928, bajo la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo.

Poseedor de una poesía muchas veces catalogada de hermética, Díaz-Casanueva desarrolló en sus textos una poética que suele moverse en los límites de lo místico y la filosofía metafísica, como exhiben estos versos de La estatua de sal (1947): “Aquí está el mundo aparente y adentro el mundo sellado y ambos me son/ recíprocos y en ambos escarbo/ buscando la fuente que me derrama”. La suya es una búsqueda constante de preguntas en torno a la trascendencia y la existencia del hombre, evidenciada en gran parte de su proyecto escritural, como Réquiem (1945), La hija vertiginosa (1954) o El hierro y el hilo (1980), inspirada en su hija Luz Maya. Su obra funciona -al decir del poeta y crítico Naín Nómez en su Antología crítica de la poesía chilena, tomo II- “como puente entre el surrealismo y los antiguos poetas románticos y simbolistas”, en un momento de la poesía chilena dominado por las tendencias vanguardistas que surgieron en la primera mitad del siglo XX. Dan cuenta de ello diversos artículos y notas de prensa, de autores de la talla de Gabriela Mistral y Rosamel del Valle, entre otros.

Hombre de diversas capacidades, Humberto Díaz-Casanueva conjugó su oficio de poeta con su compromiso humano, desarrollando importantes labores de difusión y denuncia en torno al tema de los Derechos Humanos y la segregación racial. Estos y otros temas los abordó desde diversos discursos, escritos y artículos, así como desde su misma producción poética, como es el caso de El niño de Robben Island (1985). Además, desarrolló una larga carrera diplomática y académica, que se extendió incluso después del Golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende, de cuyo gobierno Díaz-Casanueva fue embajador ante la ONU.

Miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua, se hizo merecedor del Premio Nacional de Literatura en 1971. Humberto Díaz-Casanueva murió en Santiago en 1992.

Tomado prestado de Memoria chilena]


Por mis lados dormidos, siempre en pos de una claridad
he descendido hasta mirarme frente a frente.
Escribo las tristezas con mi vieja flauta de sombras
mientras en los vasos de vino bebo mis diversos rostros.
Sin llorar despojándome de tantos estigmas mortales
aguardo el alma que fugitiva viene de su pasado
buscando una frente dormida para descender hacia la noche.
Quiero estar solo en mi gran espectro, mis miradas desiertas;
mis cantos me duelen por no terminar en su propio delirio,
apenas reluzco en ellos, apenas voy escurriéndome
como el rocío baja de los ojos de las sombras.
Quiero ser mi propio testimonio, la realidad de mi signo,
mas ¿qué pueblo inmenso galopa, respira, sufre?
El pecho de raíz turbado está con ajenas substancias.
Vacila esta vena que entra a mi frente desde el crepúsculo
tan vasta como el pasado de fuego de una estrella,
de luz me deja sus señales mas su conjuro no alcanza
que esta frente asila también malignos nudos.
Ah! el alma vuelve a huir con los pies helados del espanto,
adentro mío con cilicio estoy para devolver el día. 

Soledad de Paul Delvaux

viernes, 9 de marzo de 2012

ABOLICION DE LA MUERTE por Emilio Adolfo Westphalen


[Poeta y ensayista peruano nacido en Lima en 1911. Realizó estudios básicos en el Colegio Alemán de Lima y posteriormente ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos donde obtuvo la Licenciatura en 1932. Es uno de los más importantes poetas surrealistas de su país. Participó y contribuyó al enriquecimiento  de la cultura peruana, dirigiendo las revistas Las Moradas, la Revista Peruana de Cultura y Amaru.  Trabajó además como traductor para las Naciones Unidas y ocupó el cargo de Agregado Cultural de la Embajada Peruana en Roma. En 1977 obtuvo el Premio Nacional de Literatura, en 1991 recibió un Homenaje de la Universidad de Salamanca, en 1995 Las Palmas Magisteriales, la Orden del Sol y el grado de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional. Entre sus libros publicados figuran: «Las ínsulas extrañas» en 1933, «Abolición de la muerte» en 1935, «Arriba bajo el cielo» en 1982, «Amago de poemas de lampo de nada» en 1984, «Ha vuelto la diosa ambarina»  en 1988, y «La poesía, los poemas, los poetas» en 1995. Falleció en el año 2001.

Extraído de A media voz]





Sirgadora de las nubes arrastradas de tus cabellos              
En el silencio alzado de dos mares paralelos 
Y cada limbo forjado con tus nuevas miradas 
Y cada esperanza libre de revolver  
Ciénagas y zarzales para hallar las perlas  
Cubiertas de siete palmas admirables de losanjes  
Otra cosa de no decirte arriesgada entre los azares 
Recocidos los temores renacidas las esperanzas 
Desplegadas las sonrisas desenvueltos los caireles 
Florecidos los dientes las lágrimas tintineantes 
Entre un crujir de fuego contra música de niña contra sueño 
Chirriantes las alegrías niña de verte y niña Entrechocando platillos suaves como manos 
Trompetas de óyeme que no respondo 
Bajo sombra de aves y cielos dorados 
Y lágrimas crecidas de llevar en su globo 
Los amorosos acordes de inaudibles alegrías 
Según un creciente rumor de olas de trapo
Entre pétalos grandes más que la estatura humana 
Y abejas libando en nuestros labios 
Así para no comprender un telón entre cada beso 
Agotados los mármoles para las palomas de la gracia 
Unos cipreses algo destinados al otro ciclo
Dando vueltas sin cansancio sin dejar caer la copa 
Un surtidor abanicado de brillantes 
Unos trompos rasgados mostrando las mareas de sus corazones 
Una seda hilada de la miel de tus labios
Unas aves extraviándose en tu cabellera 
Soporte del frío tu frente completo cristal
Y una nube tendida junto al silencio tembloroso 
Cadencia tras cadencia de párpados cerrados tras párpados
En las barcas balanceadas unas manos solitarias 
Despejadas las auras con aliento de los ríos 
Y otras manos líquidas para a tientas encontrarse 
Y algo como cabezas rodando por las escaleras 
Y algo como frutos subidos de círculo en círculo 
A los goces los arcoiris las brisas traspasando nuestras frentes 
Con cuidado cediendo palabras y levantando ríos 
Había tantos nidos de dulzura y silencio entre nuestras bocas
Entre nuestras manos tanto afán de arraigarse en una 
Se veía en tus ojos mejor el mundo 
Más grande y más pesado de lirios
Tendida como un sueño o una nube
Las ostras prendidas de las paredes de tu sueño 
Las perlas cayendo de tus manos como palabras 
Así te veo siempre abandonada en un litoral de risas 
Entre escarpas bañadas de nuestras monedas vacilantes
Más frágil niña más frágil que tu retrato en el agua
O que tú misma remontada a las nubes 
O que tú misma tendida en mis ojos
Las perlas del amor contadas por tus manos crecían como palabras 
O flores de tu árbol de risa
O silencios de tus manos cargadas de un mundo pesado de lirios Diafanidad de alboradas reflejas en múltiples espejos 
Deslumbre de músicas cubriendo la montaña como una alta arboleda 
Siguiendo su curso de agua naufragando un cielo en cada ensenada 
Rebatiendo los gorriones a las auras
Resonantes de cánticos de niño las ráfagas de ave 
Que limitan los estuarios de la pasión revelada 
En un júbilo de manos de insectos de aves
En un tañir de cuerdas y de cabelleras 
Roto el aire por muy fino 
Removiendo los planetas un ave con su pico
El cauce más límpido asegurando
A los ríos alzados irrumpiendo en el paraíso
Atravesado el océano de serpientes gigantes 
Por más vistoso pintarlo 
En las cuevas añorando 
Un poco de sombra contra tanta estrella
Como cae y llueve en toda la extensión 
O flota sobre las aguas
O camina por su interior
A veces se arremolinan sobre una mano de niña 
O de pronto silabean un anuncio de dicha
En el lomo del elefante
Abiertos en abanico los horizontes 
Que giran para abrir más el paisaje
Tenemos una luna tendida en la mar 
Otra mira desde su torre 
Los toros blancos arrastran
Media docena por los bulevares
Las calles cambian de dirección según su ánimo 
Jugando a algo como la rosa de los vientos
O la rosa del amor que se deshoja siempre 
Como una flor en revuelta y que no quiere morir 
Es decir acongojándose de pétalos hasta cubrir el universo 
No se sabe si es el silencio el que repica
O una niña que avienta sus sueños
Como cabezas el sembrador o anclas los aeronautas
No se sabe si es el tiempo un reloj de cuco 
O el cuco el que vomita el tiempo 
No se sabe cuál ciudad sea la verdadera 
La del aire o la del agua
No se sabe si la fruta cae al suelo 
O el suelo cae a la fruta
No se sabe 
Aunque más vale chocar lunas que platillos Si la dicha casi es una mano que se estrecha 
Y el aire un corazón que palpita
Si el viento se reseca como una hoja
Para que su canto no despierte a los niños 
Si el huracán se desmenuza en chasquitos de lengua 
Y la sangre no sabe más que susurrar 
En los oídos la pasión sosegada 
Oh qué alto el mundo eleva
La niña con su mano 
Por la pradera diminuta de una voz flotando en los aires
Con el peso liviano de los planetas lucidos por las flores 
Entre las enseñas de los días desarraigados y a la deriva 
Sobre una sucesión de mares labrados a maravilla 
Con el canto de las aves como cauce y lecho de las barcas 
Y la cola del pavorreal como nimbo de las más pequeñas cosas 
Los caracoles trasparentes las algas de porcelana 
Los dedos cercenados de los niños y los dedales nacidos
Bajo la corteza de los hongos entre los fangales
En la cabellera enredada de una niña en la vía láctea
En la entraña misma de la música pisando 
Con el sol contra nuestros pechos ahondando
Dejando correr la sangre como un río bueno 
Porque es la misma la que yo recibo y tu llevas 
Y las mismas florestas resuenan en nuestros gritos 
Y las mismas palomas reposan sobre nuestros ojos 
Y las mismas flautas nos recorren para establecer nuestro dominio 
Volviendo las lunas sobre los caseríos 
Y las serpientes sobre los bosques
Trayendo el cielo sobre nuestra ventura 
Salpicando su espuma nuestras playas
Los árboles febriles continuando su vida en nuestras venas 
Las alamedas inclinándose al compás de nuestros corazones
Tú como la laguna y yo como el ojo
Que uno y otro se compenetran
Tal el árbol y la brisa tal el sueño y el mundo 
De la noche cojiendo la profundidad y del día la extensión 
A qué cuevas huyendo contra tanto resplandor
Día que nunca te mueves cielo que por nosotros caminas 
Ríos que no sabéis herir y barcas que se agolpan en nuestras entrañas 
Las bocas flotan como signos del zodíaco
Los brazos se entrecruzan como flores sobre las aguas 
Las frentes siguen las corrientes y los ojos nada separan Es la gloria llameante que descansa en nuestros cuerpos 
Levantando sobre el combate atroz de la tiniebla y la luz
La enseña de la santa compañía y las miradas quietas 
Es la gloria caída a nuestros pies 
Es el triunfo llegado como un crepúsculo subterráneo 
Cambiando de estación en el corazón del azogue 
Como una rosa ahogada entre nuestros brazos
O como el mar naciendo de tus labios