martes, 21 de agosto de 2012

LA MARCHA DE LOS NEGROS por Carlos de la Rica


[Carlos de la Rica (Pravia, Asturias, 1929 - Carboneras de Guadazaón, Provincia de Cuenca, 1997) fue un poeta, editor y sacerdote español, uno de los miembros del postismo.

Nacido accidentalmente en Asturias, su familia vivió en Cuenca desde que él sólo contaba con dos años de edad. Estudió en Cuenca, en el Seminario de San Julián, y se ordenó sacerdote en 1956.

Fue párroco en el pueblo de Carboneras de Guadazaón y su comarca, un importante enclave histórico e industrial en el conquense señorío de Moya, y se involucró activamente en los movimientos sociales de oposición al régimen franquista. Asimismo apoyó el reformismo del Concilio Vaticano II.

En el aspecto literario, se comprometió en el postismo junto con suz amigos los poetas Ángel Crespo, Gabino Alejandro Carriedo y Federico Muelas. Colaboró en las revistas Deucalión y El Pájaro de Paja, participando en el llamado realismo mágico rompiendo con la llamada "poesía sacerdotal". Por entonces escribió Ciudadela, publicada muy posteriormente en 1995, y La Casa (1960).

En los sesenta, su empleo de los grandes mitos del clasicismo griego y de la vanguardia en su poesía política -el realismo mitológico- fracturó casi definitivamente sus relaciones con los poetas sociales de la época, que no admitían ninguna vocación humanística, fuera de su carácter creyente, su confeso monarquismo y su apoyo a la causa israelí. Sin embargo, su compromiso social tampoco hizo que fuera aceptado por los culturalistas "venecianos" o "novísimos" del 68; ese sesgo se aprecia claramente en Edipo el rey (1965) y Poemas junto a un pueblo (1977).

En sus últimos años Carlos de la Rica volvió a sus raíces vanguardistas en Poemas de amar y pasar (1982) y su Oficio de alquimista (1995), que se completó con ese gigantesco homenaje a la cultura clásica grecolatina y judeocristiana que fueron sus Juegos del Mediterráneo, publicado póstumo.

Por entonces patrocinó la estética del neopostismo a través del grupo poético de «La Camama» protagonizado por José del Saz Orozo, Manuel San Martín, Carlos Asorey y Luis Lloret, que apoyó por medio de la fundación de la modesta editorial El Toro de Barro, fundada en 1965 y de significativa labor en la década de los ochenta. Es la segunda editorial más antigua de España y una de los diez más antiguas del mundo dedicada en exclusiva a la poesía. En sus fondos figuran obras de Ángel Crespo, Gabino Alejandro Carriedo, Eduardo Chicharro Briones y Carlos Edmundo de Ory, así como poemarios vanguardistas de las generaciones más jóvenes de la poesía española. Su labor editorial la continúa actualmente el crítico Carlos Morales.

(Extraído de Wikipedia)]



A Josefina Baker, con mi corazaón.

“Yoruba soy, soy locumí,
Mandinga, congo, carabalí”.
Nicolás Guillén.


Al despuntar de la mañana
bajo los árboles, el kiosco y en la acera
cerca del río y de la plaza
esta noticia leí en los periódicos de Tebas:
JOB EQUALITY FOR ALL MINORITES
NO U.S. DOUGH TO HELP JIM CROW GROW”

(Algo ocurre cuando el pulso de los negros
cual yunques tempraneros su sobresalto crecen;
ocurre algo cuando la dulzura en la muchacha
la rubia muñeca peina y acaricia;
tal vez sea que los sistemas envejezcan).

Los negros alzaban sus huesos,
alzaban sus manos los negros.
Los negros cantaban bajo los postes.
Los negros hablaban de tambores.
Los negros decían, trepaban al trono de los negros
Decían
Those birds sing upon the tree:
Hijos somos todos de Dios.

Y el habitante de Tebas vio que en la llanura
crecían los negros como una alta columna,
los brazos alargaban los negros al estanque,
salta el mulato, el lucumí, carabalí,
grita el muchacho
I see my neighbour drinking

(mandinga, congo, carabalít;)

Y el negro duerme, el negro espera, el negro dice,
los brazos planta en la colina:

FREEDOM.

FREEDOM color pared, color dulzura,
color de luz. El negro espera, también
perdona.
Y el blanco canta:

kept you waiting so long;

Ya no es el muro tranquilo del Sur,
ni el fiel cafetal lucumí, ni la botella.
¡Negro en los caminos del palacio de la Igualdad!
Negro del trigo que las lágrimas maduran
de esperanza.
Negro que esta mañana de nupcias me hablas
y cien astros en las espaldas amplias anudas.
¡Habrá justicia!

Mi corazón saluda la marcha de los negros del Sur,
de los que hoy encienden de antorchas
su noche
y ante Lincoln o Wasington reciben
los odres llenos y los cáñamos del nuevo orden.
Saluda mi alma
a los chiquillos que hacen señales con sus tripas desnudas,
a los corredores de los estadios;
a King Martin Luther y a su Coretta.
Estabas condenado, oh negro, y ahora
mi corazón saluda
a Harry Belafonte y a Sidney Poitier
a la oliva de Ralph Buncke,
los pájaros preciosos de Marian Anderson
y el capelo o la sagrada púrpura en la bondad del pastor.

Saludo, yo os saludo
en donde el sol nace y sus dedos entretiene
en recoger diez mil rosas,
FREEDOM pues sois mis hermanos,
hijos de Mississippi y de Virginia,
Alabama, hijos
De la salva y de Brasil, de Luanda
o de Georgia.

Yo leí esta mañana,
Una piedra cayó esta mañana,
Hasta aquí, en el kiosko,
a mis manos vino una esmeralda.
Mi corazón está en el viento
mis manos un ramo de flores
para ti, Josefina
Baker, y un beso
vaga hasta besar tu frente,
oh Nicolás
Guillén
de Cuba

sábado, 11 de agosto de 2012

POSTISMO, LA BRUJERÍA DE LA PALABRA por Jaume Pont


elcultural.es, 27/06/1999

¿Qué fue?

Ante todo, una excepción en el panorama realista y existencial de la poesía española de posguerra, ya que estaba en los antípodas de la poesía garcilasista de los Rosales y Panero y de la desarraigada de Hidalgo y Bousoño. Por su imaginación, por su humor y por su relación, estrechísima, con las vanguardias. Como proclamaba el “Primer anuncio del postismo al mundo”, publicado en la revista “Postismo” en 1945, “es una herencia inmediata e inevitable de los demás movimientos que se han dado en llamar ismos [...] Por eso se llama postismo, es decir, el ismo que viene después de los otros ismos.” Un ismo que no es inventado sino descubierto, como subrayan los buenos postistas, para los que “existe involuntariamente y espontáneamente, va en el aire y fecunda la opinión”.

Reunión de la tribu postista

Más aún. Como proclama el “Segundo manifiesto postista”, “queremos retornar como punto de partida allá donde se interrumpió el cubismo, y llegar a donde los cubistas no pudieron llegar”. Abierto a los hallazgos del inconsciente, que luego eran manipulados por el arte.

Así, Carlos Edmundo de Ory lo definió en 1946 como “la locura inventada”, y Eduardo Chicharro, como “culto del disparate”. Se trataba, en definitiva, de la liquidación de las vanguardias. Otro postista célebre, Gabino-Alejandro Carriedo, lo definía en 1949 como “un estado de ánimo, un modo de ser, un aspecto del arte y de la naturaleza [...] Es la sensación pura explotada científica y conscientemente. Postismo es el regodeo íntimo de los dioses.”

Un regodeo que las autoridades no compartieron. Aunque al principio habían acogido con agrado el nuevo ismo, y Juan Aparicio, entonces director de Prensa, la saludó gritando “¡Viva el Postismo!”, la revista fue prohibida. ¿Las razones? Según Arias Salgado, director general de Información y Turismo, se habían recibido “cartas de obispos y de padres de familia escandalizados”, que tildaban a los filopostistas de homosexuales, comunistas y extravagantes.

Meses después, el órgano del postismo cambiaba de nombre. En abril de 1945 salía el primer número “La Cerbatana”, cuyo dato más inesperado recae en la aparición de un poema de Juan Ramón Jiménez “Una y él”, enviado por Alcaide Sánchez para que dictaminaran la posible relación de la estética con la revista. Los hermanos Nieva, ángel Crespo, Ignacio Aldecoa y muchos otros se unieron al grupo fundacional.

Revista Postismo, nº de enero de 1945

¿Quienes fueron?

Silvano Sernesi 

Nacido en Florencia en 1923, Silvano Sernesi se traslada a Roma para estudiar Derecho. Discípulo de Marinetti “en su última época”, en 1941 conoce a Eduardo Chicharro, y tras el derrocamiento de Musolini en 1943 viaja a Madrid, donde refuerza su amistad con el poeta español, que lo describirá como “escritor, un poco de todo, pero más que nada, chico rico. Su padre lo era”. Tanto que, para que su desocupado hijo trabaje en algo, “cuando se enteró de que se trataba de fundar un ismo” adelanta las cinco mil pesetas con las que se financiaron las dos revistas postistas, “Postismo”, que sale a la calle en enero de 1945, y “La Cerbatana”, que aparece meses más tarde. Sernesi regresa a Italia en 1946, aunque en 1947 aún participa en diversas actividades postistas. Raúl Herrero, “Claudio”, en su esencial Antología de poesía postista (1998), apunta que “noticias recientes sobre él lo sitúan ya jubilado y colaborando en la televisión italiana”.

Eduardo Chicharro

Hijo de un pintor de cámara de Alfonso XIII, Chicharro nace en Madrid en 1905. Ocho años más tarde se traslada a Roma, donde se inicia en la pintura y en la literatura. Tras cumplir el servicio militar en España en 1925, vuelve a Roma pasando por París, donde entra en contacto con el surrealismo y conoce a Gregorio Prieto. En 1937 se casa con la pintora Nanda Papiri, futura musa del postismo, y cuatro años después conoce a Sernesi. Por fin, en 1943 regresa a España y comienza a trabajar como profesor en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela de San Fernando. Y un año más tarde conoce a Carlos Edmundo de Ory en el café Pombo. Nace el postismo. De su poesía apenas se conocían algunos textos publicados en revistas de muy escasa circulación, ya que hasta 1974 no se compiló, con el título de Música celestial y otros poemas. Sigue inédita la mayor parte de su obra narrativa y teatral. Murió en 1964.

Eduardo Chicharro

Carlos Edmundo de Ory

Hijo de Eduardo de Ory, poeta modernista amigo de Rubén Darío y de Juan Ramón Jiménez, Carlos Edmundo de Ory nace en Cádiz en abril de 1923. Abandona sus estudios en la Escuela Náutica al comienzo de la guerra civil y en 1940 escribe sus primeros poemas. Verdadero alma del postismo, publica en 1945 una selección de poemas, Versos de pronto. Su poesía comienza una nueva etapa en 1951, con la publicación del manifiesto introrrealista, en el que reivindica un arte entendido como manifestación de la realidad del hombre. En 1955 se instala en París, donde reside hasta el 67, fecha en la que se traslada a Amiens: desde entonces es Bibliotecario de la Maison de la Cultura. Funda su “Atelier de Poésie Ouverte” (APO). Entre sus obras destacan Los sonetos (1963), Poemas (1969), Música del lobo (1970), Técnica y llanto (1971), Metanoia (1978), Nabla (1982), Nuevos Aerolitos (1985) o Soneto vivo (1988). 

Carlos Edmundo de Ory

Ayer y hoy

En su enclave de la inmediata posguerra española, el postismo (“el último/el que va después de los ismos”) -fundado en Madrid, en 1945, por Eduardo Chicharro (ideólogo del grupo), Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi- constituye el primer intento estructurado de sistematizar un movimiento estético-literario de vanguardia con grupo y credo propio; cuatro manifiestos, dos revistas-portavoz (“Postismo” y “La Cerbatana”), praxis agitativa en el plano público y obra artística.

Obviamente, ni las condiciones sociopolíticas ni las urgencias literarias del momento le eran favorables, lo que le valió de inmediato ser visto con recelo desde posturas ideológicas diversas: unos porque veían en el un movimiento elitista, anacrónico y evasionista; otros, desde posiciones ultramontanas, porque recelaban del fantasma revolucionario de un movimiento que osaba autocalificarse de neosurrealista. “Alea jacta est”. Como dijera Chicharro con proverbial ironía: “Era imposible un movimiento dentro del Movimiento”.

El postismo duró poco (1945-1950), pero su sueño -el sueño de la imaginación creadora- se proyectó más allá de su enclave histórico. En la obra de sus más firmes valedores, postistas o filopostistas, subsistió y subsiste: E. Chicharro, C. E. de Ory, S. Sernesi, F. Nieva, N. Papiri, I. Aldecoa, á. Crespo, G. Prieto, F. Casanova de Ayala, G.A. Carriedo, A. Fernández Molina, F. Arrabal, G. Fuertes... La poesía con Chicharro y Ory en su centro, fue su columna vertebral. En los años cincuenta, revistas poéticas como “El pájaro de paja”, “Deucalión” Y “Doña Endrina”, de la mano de Carriedo, Crespo y Fernández Molina, alentarán en sus páginas el legado postista. Y lo mismo cabe decir del primer teatro de Fernando Arrabal (Pic-nic, El cementerio de automóvil...) o, más claramente aun, del “Teatro furioso”, el “Teatro de farsa y calamidad” y el “Teatro de crónica y estampa” de Francisco Nieva, el exponente mayor de asimilación directa e indirecta de las tesis postistas en el campo teatral: estampas carnavalescas, irracionalidad que sublima críticamente lo grotesco, simbiosis plástica de las diversas artes, humor desenfadado y, de modo relevante, una funcionalidad teatral de la palabra que potencia las tres claves mágicas tantas veces aireadas por Chicharro, Ory y Sernesi en sus manifiestos: el absurdo, la locura y el disparate. Lo cierto es que el postismo se mantuvo atento a todas aquellas estrategias españolas de renovación que le fueran compatibles, manteniendo contactos con el grupo de artistas plásticos de la escuela madrileña, con “El paso” (Saura, Millares), con “Los Nuevos Prehistóricos” de Mathias Goeritz, con artistas como Benjamín Palencia, José Caballero, así como con el “Dau al Set” catalán a través de Juan Eduardo Cirlot y Modest Cuixart.


Dibujo de Nadia Papiri

La actitud fundacional del postismo se inscribe en el marco de disidencia y confrontación respecto a la poética neoclasicista de la revista "Garcilaso". El planteamiento estético-literario postista se fundaba en la revisión crítica y el correspondiente aggiornamento de las vanguardias históricas: futurismo, cubismo, expresionismo, dadaísmo y, por encima de todo, el surrealismo. Desde esa actitud revisionista, quedaba claro para los postistas que si la hegemonía conceptual de la práctica artística de las vanguardias había iniciado su declive, no era menos cierto que algunas de sus fórmulas, estrategias y técnicas de representación seguían siendo válidas. Y a ello encaminaron sus esfuerzos. En este sentido, su vinculación a la tradición de la vanguardia adquiere un triple significado: por un lado de continuidad, recuperándola y contextualizándola, a la truncada corriente de las vanguardias española anteriores a la guerra civil; en segundo lugar se constituye en punto de inflexión coetáneo con las nuevas corrientes vanguardistas europeas; y en último término, lo que resulta más significativo, vertebra un movimiento de apertura de la literatura experimental española posterior, reconociéndose su precursoriedad, durante los años 60 y 70, tanto por la poesía experimental (Problemática 63, ZAJ, N.O...) como por los poetas “novísimos”.

Así pues, la poética postista no fue ajena ni a la contemporaneidad de su contexto ni a la relectura de ciertas zonas de nuestra tradición de la ruptura. De ahí la hondura de sus raíces. Es la suya una posición decididamente anticanónica y contrafactual que progresa desde la ingeniosidad verbal del barroco y los pastiches gozosos de las sátiras dieciochescas, pasa por el talante estrambótico, festivo y burlón, de escritores decimonónicos como Ros de Olano y M. de los Santos álvarez, para enlazar con el esperpento de Valle Inclán, la factoría gregueresca de Gómez de la Serna y, ya desde las vanguardias, con el absurdo y el humor surreal de Tono, Mihura, Arniches, Jardiel y los aledaños de revistas como “Bertoldo”, “La ametralladora” y “La codorniz”. Palabra inventada, pues, frente a palabra inventariada. El factor inventivo es su principal divisa, argumentando siempre como revulsivo neológico de un lenguaje dispuesto a poner de relieve su provisionalidad y los difusos límites del mundo que nombra. Del mestizaje de lo culto y de lo bárbaro, de lo sublime y lo grotesco, surge el característico “espíritu de la forma postista”: el juego. Y es a partir del juego -sólo en apariencia intrascendente- cuando la poesía postista abre sus virtualidades más efectivas: el imaginario de las palabras en libertad, el reclamo del azar, el factor sorpresa y la preeminencia de la imagen plástico-musical.

Pero ese juego, como en el barroco, es la misma imagen de Jano. Luces y sombras en revuelto nos acercan a uno de los núcleos distintivos de la estética postista: “lo grotesco” -“Rabelais es uno de los patronos del postismo” (Ory) como representación crítica y emancipadora de la realidad. Desde él, la problemática existencial y el conflicto del ser reverberan en el mismo grado de complicación del lenguaje. Formas y temas tradicionales son reducidos a pura antagonía y, en último término, el foco de visión apela, desde la risa o la contradicción patética, a la instauración del mundo al revés. En esta redimensión estética, que desde el grotesco se arma en el barroco y en las estrategias de las vanguardias que sirven de referentes a la literatura experimental, el postismo alcanza un significado que excede con creces su estricto enclave histórico y se proyecta hacia el porvenir.

jueves, 9 de agosto de 2012

RODEADO DE DIOSES por Eduardo Chicharro


[(Madrid, 1905-1964) Pintor y poeta español cuya obra se inscribe en el movimiento experimental postista. Era hijo del conocido artista Eduardo Chicharro (pintor de cámara de Alfonso XIII), lo que le llevó a firmar como "Chicharro hijo". En París, descubrió el arte surrealista en 1928, aunque su formación la recibió principalmente en Italia y España; de hecho, en su formación fueron fundamentales dos largas estancias en Roma, partidas sólo por el paréntesis que supuso el servicio militar.

En 1929 escribió su obra teatral Akabedoys; ya en Roma, trabajó con la fotografía y sus diversas técnicas. En 1937 se casó con la pintora Nanda Papiri, conocida como la Musa del Postismo. En 1943, cuando trabajaba como profesor de la Escuela de Artes y Oficios y de la Escuela de San Fernando, creó, junto a Silvano Sernesi y Carlos Edmundo de Ory, el movimiento postista (que encontró expresión a través de las revistas Postismo y La Cerbatana), que se basa en una estética vanguardista en la que el juego y la imaginación verbales se conectan con metáforas de tipo surrealista.

La obra de Chicharro, reunida póstumamente en Música celestial y otros poemas (1974), constituyó un revulsivo contra las tendencias planas e históricamente periclitadas que dominaban en la época, y una de las referencias de la siguiente generación poética española. Es también conocido como autor de novelas y dramas que participan de un mismo interés por la experimentación y la innovación; por desgracia, muchas de tales obras continúan inéditas. Tampoco se debe olvidar que, como profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, formó a grandes artistas como Antonio López García (Antonio López) y Lucio Muñoz.

(Extraído de Biografías y Vidas)]


Caballeros que a verme veníais 
portadores de amables noticias 
yo os denuncio a las aves del páramo, 
a la encina, al sendero, a la charca, 
al portero que guarda la puerta 
y al mantel que os he puesto en la mesa. 
Cuatro sois, os conozco de sobra, 
la lisonja, el abismo, mis ojos 
y Tinieblas, el perro del sexo. 
¿Y aun me habláis? 
Recuerdo el abuso 
cometido. ¿Sabéis? Yo no entraba 
en la alcoba... ¿Por dónde y cuál lado? 
En la mano una flor me traíais... 
¿Y en la boca? ¡Cuán vaga pregunta! 
Una frase... 
Algún dicho... 
No, nada, un embuste, un embudo. 
No, nada, ¿un espectro si flores rezuma su boca? 
Mas me amparo en el sueño, en el bosque, en el nido... 
Y al abrigo del cierzo mantengo 
mis esencias en frascos que guardo. 
Os escupo a la cara, caballeros mendaces. 
Aunque es claro que lo hago hipotéticamente 
pues comprendo que habláis por hablar. 
Ya no escucho mis huesos que crujen. 
Ya no vago de noche por calles. 
Ya mi fiebre la amanso con risas de pájaro. 
Ya no pienso si no es en auroras
                 y mis sueños ya nadie me birla. 
¿No nada un espectro si flores rezuma su boca? 
Yo sueño con verle la cara 
mirarle a la boca de cerca 
sacarle el cordel del bolsillo. 
Yo sueño con mares de chismes... 
Yo sueño con poco... 
                 yo sueño con Paca 
                 yo sueño con Petra 
                 yo sueño con Rita 
                 yo sueño con Rosa 
yo sueño que amaso mi pan 
que guiso mis viandas en ollas de plata 
y de lo lindo la gozo 
si con un burrito sueño 
que va en un juez a caballo. 
Por eso cásome en sueños 
con mujeres sin remilgos 
bondadosas lisas llanas pequeñitas 
y en extremo pegajosas. 
Se me cuelgan de los brazos 
se derriten en mis ojos 
dan traspiés por verme bizco 
y se me untan en los dedos. 
Es el sueño ¡quién lo duda! 
Bajan suben trepan lamen 
como cándidas palomas 
o maternales tigresas. 
y yo en fin, ¿ quién no lo haría?, 
me estoy quieto y nada más. 
¿Y después? 
Y después sólo una esposa veo a mi lado. 
Tiene alas va desnuda 
con en el pelo enredada 
una dulce flauta ungida 
                 de su usual carioquinesis. 
Mientras ágil me despierto 
pido huevos con tomate 
balaustradas y tendones 
de primera calidad. 
¿Quién lo duda? Ni Pascal 
con sus frascos de diablejos 
ni el mismísimo Cartesius 
con su charla del revés. 
¿Lo veis, caballeros tontos 
que a venirme visitáis? 
Caballeros que a verme veníais 
como en sendos asientos de dulce guirlache 
con trompetas y tiaras de plata 
y en la boca una amable sonrisa, 
yo vos puedo pisar el intento 
de robarme mis sueños 
y vos me dejáis que vos robe 
a la esposa vestida de blanco. 
Ya no soy quien vosotros sabíais 
como en conchas un mirlo una pera 
como en brazos dormida la novia 
como un duende que aguarda la noche 
                para ver si se bebe la leche. 

He salido de casa 
me he vuelto sendero 
me he vuelto pachá de mi reino oloroso 
y en un campo de verdes lentejas 
he plantado un pelele. 
Ya no soy quien se rasga la ropa 
y se mesa el cabello 
y escupe a la luna. 
Ya no soy de los que andan brincando 
entre huesos de mono, 
de los que arden buscando 
entre manos de hueso. 
Yo me entrego a más serios quehaceres, 
ya no sufro no lloro no toso 
no escarbo no huyo no tengo no pido. 
Pero tengo tres teteras 
y tres peceras o tiestos 
y tres tubos de la risa 
y me visto de estameña sin estrellas ni cordones 
                   y si quiero soy tendero, monja, planta o general. 
Caballeros con ínclito acento 
que en gallego me habláis portugueses 
vos perdéis el vos tiempo precioso 
si a burlaros veníais de este amigo patán. 
Os llevasteis gran chasco 
los estribos tomad y el portante 
yo al instante os despido con gran reverencia 
mas si hacerlo gustáis 
si gustar preferís 
aquí en medio mi mesa os he puesto 
de manteles cubierta y con flores y plata 
y papeles amores y nata 
y la rica patata y hervores y mieles y asado. 
No menos os tengo butacas 
con puros y piras y puras mentiras 
y un jardín allí fuera 
a mi vera un jardín florecido. 
¿Lo sabéis por ventura?..


El Gran Metafísico por Chirico

lunes, 6 de agosto de 2012

POR QUÉ NO FUI SINGAPORE por José María Hinojosa


[Poeta español nacido en Málaga en 1904. Perteneciente a una rica familia de hacendados, mostró desde muy temprano su inclinación por las letras y la política, cursando con brillantez sus estudios de Derecho en la ciudad de Granada donde se licenció años más tarde. Atraído por las tendencias surrealistas, viajó a Francia en 1925 trabando amistad con la joven generación de pintores y escritores de su época. A su regreso a España conformó el grupo de poetas de la Generación del 27 colaborando activamente en revistas y movimientos de inclinación derechista. En los comienzos de la guerra civil fue asesinado en Málaga por las milicias revolucionarias. «Poema del campo», «Poesía de perfil» y «La rosa de los vientos», son sus obras más significativas.

Extraído de A media voz]

a Luis Cernuda

Una vez estuve a punto de ser Singapore, pero se me frustró cuando abrigaba más esperanzas de serlo. Fue un contratiempo que derribó uno de mis mayores deseos y desde entonces no he vuelto a tener otra ocasión propicia para ello.

Llevaba mucho tiempo sentado, con las piernas colgando sobre el mar, en la muralla del antepuerto sin poder moverme de aquel sitio. En mis manos había una caña de pescar con la cual fustigaba de cuando en cuando el agua, de donde brotaban azucenas. La barba y las piernas me habían crecido: aquélla caía sobre las aguas y comenzaba a tomar calidad de algas; éstas casi rozaban ya el fondo del mar.

Una de las veces al tirar la caña vino enganchado en el anzuelo un papelito rosa donde se leía: "María Luisa tiene ungido su cuerpo de azahar y de menta. Prepara tu espíritu porque eres el elegido para ser Singapore".

Estas noticias electrizaron mi cuerpo, que empezó a vibrar de pies a cabeza hasta salir corriendo velozmente dando zancadas de cubierta en cubierta de los barcos anclados en el puerto. Mis piernas de tanto correr se iban desgastando hasta quedar en sus dimensiones normales y entonces caí extenuado sobre uno de los bancos del muelle.

Un ruido enorme comenzó a atronar mis oídos como si todos los barcos del mundo se hubiesen congregado a mi alrededor y tocasen con desesperación sus sirenas. A pesar de este ruido que me aniquilaba la gente que había en torno mío no parecía dar muestra de extrañeza alguna. Los cargadores seguían en sus faenas; los marineros permanecían indolentes en las cubiertas de los barcos; y un carabinero sentado sobre una pila de corcho se sacaba una a una sus uñas y se las comía después de examinarlas y de dar un beso en la boca de una saltimbanqui que había sentada en sus piernas tirándole de los bigotazos.

Los barcos seguían pitando porque husmeaban la proximidad de un ser extraño que de seguro no les traería ningún bien; y apareció en el horizonte un barco, que se acercó al puerto vertiginosamente.

Venía de las Indias el barco. Toda su tripulación tenía los ojos de estaño y sobre ellos había grabado en relieve un nombre: SINGAPORE.

No permitieron las autoridades de la marina al barco procedente de las Indias atracar en el puerto porque allí donde posaban la mirada sus tripulantes quedaba impreso el nombre Singapore como si fuese puesto por una imprentilla de mano y por esto se vieron obligados a atracar en el antepuerto con la condición de que no mirase ninguno de ellos a tierra. Sólo podían mirar al mar. El mar era el único con poder suficiente para borrar con sus olas las huellas de las miradas, que se hundían después de un leve balanceo sobre las aguas, de los hombres recién llegados de tierras lejanas. Aquellos hombres rígidos de miradas de estaño siempre estaban en movimiento continuo y rítmico. Durante los ratos de ocio se les veía pasear lentamente a los marineros por cubierta, con la cabeza hacia el mar yendo de popa a proa y de proa a popa mientras despedían un fuerte olor a cacao y a pimienta.

Cuando me levanté del banco ya había encendido sus luces el buque procedente de las Indias y todo él era de fuego, un ascua flotando sobre el agua. Sin embargo nadie reparaba en aquel barco y pasaba desapercibido para cuantos me rodeaban porque a nadie extrañaba aquella imagen tan extraña. La saltimbanqui acababa de pedir la mano del carabinero y en la guía derecha del bigote lucía una sortija de prometido.

El puerto fue quedándose desierto y ya sólo se oían en él los ronquidos de los carabineros y los suspiros de la saltimbanqui.

La luna llena de Israel pasó sobre nuestras cabezas tiñendo de ceniza las hojas de los árboles y dejando impresa en mi retina una raya blanca que la atravesaba de izquierda a derecha. Nada más que una noche pernoctaron en la ciudad los marineros que llevaban escrita sobre sus ojos de estaño la palabra "Singapore".

Aquella madrugada cuando la claridad comenzó a brotar en el horizonte del oriente ya había desaparecido el barco de las Indias y sólo había dejado una estela de Singapores grabada sobre las olas por el timonel, cuando apoyado en la borda, con la cabeza entre las manos, miraba nostálgico el fondo de aquellas aguas con tal intensidad y fijeza que ni aun el mar con su poder lograba borrar las huellas impresas en su carne por el timonel del barco que llegó procedente de las Indias.

Al despertarme por la mañana de aquel día me dirigí a la playa para bañarme y por el camino mis pies no tocaron el suelo indigno de estar en contacto con mi cuerpo ya preparado para ser Singapore, con mi cuerpo todo él hecho espíritu.

Una vez en la playa comencé a despojarme de mi carne, y mis cuencas vacías, al sumergirse en el mar, se llenaron de agua salada y a través de esta agua vi más claro que nunca. Mi vista iba siguiendo el ritmo del mar y el ritmo de la arena pero no podía levantarla horizontalmente.

Mientras estaba en la playa yo sentía que me rodeaban, con sus cuerpos ardientes y salobres, todas las mujeres de aquella ciudad pero no podía verlas porque mi vista caía en vertical.

Después de un gran esfuerzo pude levantar mis ojos de agua para ver la muralla de mujeres que había en torno mío y vi que todas ellas llevaban grabada la palabra "Singapore" sobre sus pechos, sobre sus vientres, sobre sus sexos.

Entonces consideré llegado el momento de realizar mi deseo y quise ser SINGAPORE. Extendí sobre la tierra mi cuerpo para poder cobijar en él a todos aquellos cuerpos de mujeres que me rodeaban, para que transitasen sus carnes por mi carne, para ser Singapore.

¡Iba a ser Singapore! ¡Iba a ser Singapore! Mi cuerpo estaba transfigurado y permanecía extendido y extático esperando el momento de gracia para ser reencarnado en la cuidad que yo deseaba. Iba a ser Singapore e indudablemente lo hubiera sido de no haber sepultado una ola gigante, entre las aguas, a todas las mujeres de aquel lugar.


De La flor de Californía


jueves, 2 de agosto de 2012

88 SUEÑOS (fragmentos) por Juan Eduardo Cirlot


[Poeta español nacido en Barcelona en 1916. Es uno de los más brillantes poetas de la postguerra española, cuya obra ha sido apreciada tardíamente en toda su valía. Interrumpidos sus estudios de música por la guerra civil, entró en contacto con el surrealismo y simbolismo a partir de 1940. Trabó amistad con André Breton y formó parte del grupo "Dau al Set" creado por Joan Brossa en 1948. Su sólida educación musical lo convirtió en crítico de música para La vanguardia, donde también escribió artículos de cine. Su actividad poética más intensa tuvo lugar entre 1960 y 1972.  Es autor de una obra muy extensa en el campo artístico: «Diccionario de ismos» en 1949, «Introducción al surrealismo» en 1953, «Cubismo y figuración» en 1957, «El informalismo» en 1959 y su importante «Diccionario de los símbolos» en 1974.De su obra poética se destacan: «En la llama» 1945, «Cordero del abismo» 1946, «Ochenta años» 1951, «El palacio de plata»  en 1955,  «Lilith» en 1949, «44 sonetos de amor» en 1971 y «Bronwyn» 1966-1971. Falleció en 1973.

(Extraído de A media voz)]


2
La habitación se hallaba llena de animales inmóviles, que esperaban una señal desconocida para animarse y caer sobre mí; especialmente había serpientes y seres que parecían varas de mimbre.

8
Al llegar a la ciudad de hielo, edificada en medio de las cumbres, me sentía plenamente dichoso, una gran serenidad se readueñaba de mí, y me iba tornando inconsciente. Veía cómo mis manos se convertían en trozos de agua cristalina.

10
El condenado es conducido al lugar del suplicio con los pies encadenados y arrastrado por un caballo, aunque el animal no avanza muy deprisa, esto le obliga a hacer muchos y rápidos movimientos al andar para no caer al suelo. El aparato que ha de darle muerte es una grúa que se alimenta de carne viva. Su metal tiene una especie de vibración rojiza.

21
Veo un órgano alto como una montaña. Luego voy a la catedral y, al abrir la puerta, veo que está llena de leones, los cuales deambulan por la nave, por el altar y por los altos púlpitos.

23
Una ciudad se derrite lentamente como carcomida por un incendio invisible.

24
En la plaza mayor de un pueblo están celebrando algo así como una corrida de toros. Pero consiste en lo siguiente: una muchacha martiriza al toro, que se muestra incapaz de defenderse, y le corta la piel a largas tiras, le arranca la lengua y le hiere en los ojos.

31
Visito un lugar subterráneo, lleno de jaulas como las de las fieras de un parque zoológico. En esas jaulas hay hombres encerrados y enterrados hasta medio cuerpo en el barro viscoso que forma su suelo.

38
Al tener que ponerme una máscara, yo elegía una de demonio y , en el momento de estrenarla, se abría un hueco en la pared y advertía que una extraña mujer me estaba observando.

51
Atravieso habitaciones y habitaciones, todas iguales, en las que sólo el papel de las paredes cambia de color. No hay muebles en ninguna de ellas. No encuentro lo que busco.

61
Transito por el espacio y veo las ciudades a mis pies. No vuelo, sino que ando por el aire.

68
El espíritu es una prisión más monstruosa que la carne, oí que me decían. Era una reunión de ancianos, gente de pueblo reunida en la plaza mayor, tal vez para juzgarme.

70
No me interesa la otra vida, dije, puesto que en ella también hay suplicios y verdugos.

76
Paso por una calle de una ciudad africana. A ambos lados hay mujeres con los típicos trajes de su país. Me acerco a una de ellas, la cual me conduce al interior de una casa. Allá me clava agujas en el dedo anular y me injerta una araña, metiendo las patas del insecto en mis heridas. Luego pone una venda en derredor de mi dedo.

84
Claro del bosque. Una mujer desnuda y transparente está sobre mí, pero yo no sólo estoy en mi cuerpo, sino en todos los elementos del bosque.

88
En una gran llanura hay una enorme cabeza de terracota negra de diosa. Paisaje soleado y caluroso. Doy una vuelta y me encuentro frente a un gran monumento de ladrillos rojos y negros, de planta central y con cuatro arcos de triunfo en sus cuatro entradas. El interior está lleno de estatuas de mármol, romanas como el edificio. Entre ellas me llaman la atención dos: la de una mujer-sirena que parece reírse y la de esperador Trajano.

Pintura de Joan Ponç