miércoles, 21 de noviembre de 2012

LÉXICO SUCINTO DEL EROTISMO por André Pieyre Mandiargues

[André Pieyre de Mandiargues nace en París en 1909 y muere en la misma ciudad en 1991.  Su entrada en la literatura es más bien tardía, y estuvo profundamente marcada por la experiencia del surrealismo. Más conocido por su obra narrativa -en 1967 ganó el premio Goncourt por su novela La Marge-, Mandiargues también tiene una extensa obra poética. Los tres poemas traducidos pertenecen a su cuarto cuaderno de poesía llamado Le point où j’en suis (El punto en que estoy), publicado por Gallimard en 1964.


André Pieyre de Mandiargues

(Extraído de Letras en línea)]



PIEL. Envoltura natural del cuerpo, es el soporte de las caricias, invita al deslizamiento de la mirada y de la mano. Sus cualidades son la tersura, la juventud y el olor. El hombre honesto se conforma con dichas cualidades y no desuella.

MARCELLE. La más conmovedora, si no la principal, heroína de La historia del ojo, novela publicada en 1928 bajo el pseudónimo de Lord Auch. Parece que Marcelle ha caído desnuda del cielo para ser manchada, lavada por la tempestad y manchada de nuevo sin un instante de tregua. La sangre, la orina y el lodo son sus eternos compañeros. Es la encarnación del orgasmo. Su suicidio es un último espasmo, y era inevitable que su cadáver fuera mancillado de nueva cuenta.

O. Protagonista de la Historia de O, novela de Pauline Réage. La aventura de O, contada en un lenguaje sorprendentemente casto, dadas sus peripecias escandalosas, es en realidad la destrucción de un cuerpo femenino a través de la humillación, la prostitución, las torturas libremente aceptadas y la esclavitud consentida. Al llevar esta aventura hasta la muerte, que el dueño de O no le negará, no resulta exagerado considerar este bello libro como un relato místico.

PELO. Especie de cabello corto y más áspero que crece principalmente en las zonas del cuerpo a las que se dirige el deseo. Por el contraste de lo áspero con lo liso (o al revés en las rubias bronceadas) valora mucho la calidad de la piel. No obstante, es posible eliminarlo —precisamente— por el placer de la piel.



Foto de Man Ray