lunes, 30 de diciembre de 2013

ALGUIEN HIZO ESTALLAR EE.UU. por LeRoi Jones (Amiri Baraka)

[Leroy Jones, dramaturgo y poeta norteamericano, cambió su nombre por el de Imamu Ameer Baraka al convertirse a la religión musulmana en 1967 y en la década de 1970 por Amiri Baraka. Nació en octubre de 1934 en Newark, Nueva Jersey, fue además un activista político de los derechos de los afroamericanos en EE.UU. Al trasladarse a Nueva York hace amistad con varios poetas de la generación Beat, entre ellos Allen Ginsberg. En 1958, Baraka y su mujer, Hettie Cohen, fundaron la revista beat, Yugen. A principios de la década de 1960, Baraka empezó a distanciarse de los beats y de la cultura de los blancos y, en 1965, cuando fue asesinado el líder de los negros musulmanes, Malcolm X, Baraka rompía definitivamente con la cultura blanca radicalizando sus posiciones políticas, lo que incluso lo llevó a divorciarse de su esposa que era blanca, empezando a participar de grupos políticos asociados al nacionalismo negro estadounidense estableciéndose en Harlem, donde se dedicó a crear una cultura negra a través del arte. En los años 60, sus poemas, novelas, obras y ensayos impulsaron una ruptura de la literatura afroamericana de los temas integradores para centrarse en la propia experiencia de su raza. Fundó el Congress of African People (Congreso del Pueblo Africano) y en 1972 organizó el Black National Political Convention (Convención Política Nacional de los Negros). En 1974 abandonó el movimiento nacionalista negro y se hizo comunista. En 1983, después de dar clases en las universidades de Yale y Columbia, fue nombrado director del programa de estudios africanos de la Universidad del Estado de Nueva York. Publicó 14 libros de poesía, como Preface To A Twenty Volume Suicide Note; The Dead Lecturer; It's Nation Time; Spirit Reach; and Reggae or Not en los que se pueden leer versos incendiarios invitando a la sedición y a la destrucción de la sociedad y las instituciones que oprimieron y oprimen a su raza.


(Extraído del Blog Las letras Salvajes)]

LeRoi Jones, la voz negra de la Beat Generation




(Todos los que piensan

se oponen al terrorismo
interior
e internacional...
Pero el uno no debiera
ser utilizado
para encubrir el otro)
Dicen que es algún terrorista, algún
bárbaro
Árabe, en
Afganistán
No fueron nuestros terroristas americanos
No fue el Klan ni los Skinheads
O los que vuelan negros
Iglesias o nos reencarnan en el corredor de la muerte
No fue Trent Lott
Ni David Duke ni Giuliani
Ni Schundler, Helms jubilado
No fue
la gonorrea disfrazada
las enfermedades de sábana blanca
Que han asesinado a los negros
Aterrorizado la razón y la cordura
La mayor parte de la humanidad, como desean

Dice -¿Quién dice? Quiénes son los que dicen

Quiénes son los que pagan
Quién dice las mentiras
Quién se disfraza
Quién tenía los esclavos
Quién le quitó el dinero a los negros

Quién se enriqueció en las plantaciones

Quién exterminó a los indios
Trató de liquidar a la nación negra

Quién vive en Wall Street

La primera plantación
Quién os cortó los cojones
Quién violó a tu mamá
Quién linchó a tu papá

Quién proporcionó el alquitrán, quién las plumas

Quién tenía el fósforo, quién lo encendió
Quién mató por encargo de quién
Quién dijo Dios sin dejar de ser Satanás

Quién es el más grande

Quién es el mejor
A quién se parece Jesús

Quién creó todo

Quién es el más listo
Quién es el más grande
Quién es el más rico
Quién dice que eres feo y ellos los más guapos

Quién define el arte Quién define la ciencia

Quién hizo las bombas Quién hizo los rifles

Quién compró los esclavos, quién los vendió

Quién te insultó Quién dijo que Dahmer no estaba loco

Quién / Quién / Quién /

Quién robó Puerto Rico Quién robó las Indias, las Filipinas, Manhattan 

Australia y Las Hébridas 
Quién impuso el opio a los chinos

Quién posee los edificios

Quién tiene el dinero
Quién piensa que eres raro
Quién te encerró
Quién controla los periódicos

Quién poseía el barco negrero

Quién dirige el ejército

Quién es el presidente impostor

Quién gobierna
Quién lo financia

Quién / Quién / Quién /

Quién posee la mina

Quién altera tu mente
Quién tiene pan
Quién necesita paz
Quién piensas tú que necesita la guerra

Quién posee el petróleo

Quién es el que no trabaja
Quién posee la tierra
Quién no es negro
Quién es tan grande que no hay nada mayor

Quién posee esta ciudad

Quién es dueño del aire

Quién es dueño del agua

Quién es dueño de tu cuna

Quién asalta y roba y engaña y asesina
y hace de mentiras verdad
Quién te llama ordinario

Quién vive en la casa más grande

Quién comete el crimen más grande
Quién va de vacaciones cuando quiere

Quién mató más negros

Quién mató más judíos
Quién mató más italianos
Quién mató más irlandeses
Quién mató más africanos
Quién mató más japoneses
Quién mató más latinos

Quién / Quién / Quién

Quién posee el océano

Quién posee los aviones

Quién posee los centros comerciales
Quién posee la televisión
Quién posee la radio

Quién posee hasta lo que nadie cree que se pueda poseer

Quién posee a los dueños que no son los dueños verdaderos

Quién posee los suburbios

Quién empobrece las ciudades
Quién hace las leyes

Quién hizo que Bush fuera presidente

Quién cree que la bandera confederada deba ondear
Quién habla de democracia y miente

QUIÉN / QUIÉN / QUIÉNQUIÉN

Quién es la Bestia del Apocalipsis

Quién el 666
Quién decide
crucificar a Jesús

Quién es Satanás en la vida real

Quién se enriqueció con el genocidio armenio

Quién es el mayor terrorista

Quién altera la biblia
Quién mató más gente
Quién hizo más mal
Quién no se preocupa de la supervivencia

Quién tiene las colonias

Quién robó más tierras
Quién dirige el mundo
Quién dice que es bueno pero sólo hace mal
Quién ejecuta más gente

Quién / Quién / Quién

Quién posee el petróleo

Quién quiere más petróleo
Quién te dijo lo que piensas y después descubres que es mentira
¿Quién? / ¿Quién? ¿¿¿???

Quién creó a Bin Laden, tal vez son Satanás

Quién paga a la CIA,
Quién sabía que la bomba iba a estallar
Quién sabe por qué los terroristas
Aprendieron a volar en Florida, San Diego

Quién sabe por qué cinco israelíes estaban filmando la explosión

Muertos de risa de sólo pensarlo

Quién necesita combustible fósil si el sol no se va

Quién hace las tarjetas de crédito

Quién ahorra más impuestos
Quién se fue de la Conferencia
Contra el Racismo
Quién mató a Malcom, a Kennedy y a su Hermano
Quién mató al Dr. King. ¿Quién deseaba su muerte?
¿Tienen algo que ver con el asesinato de Lincoln?

Quién invadió Granada

Quién ganó dinero con el Apartheid
Quién mantiene a los irlandeses como una colonia
Quién derrocó después a Chile y Nicaragua

Quién mató a David Sibeko, a Chris Hani, 

los mismos que mataron a Biko, Cabral, 
Neruda, Allende, Che Guevara, Sandino,

Quién mató a Kabila, los que liquidaron a Lumumba, a Mondlane, a Betty Shabazz, a la princesa Margaret, a Ralph Featherstone, a Little Bobby

Los que encerraron a Mandela, a Dhoruba, a Geronimo, 

a Assata, a Mumia, a Garvey, a Dashiell Hammett, a Alphaeus Hutton

Los que mataron a Huey Newton, a Fred Hampton, 

a Medgar Evers, a Mikey Smith, a Walter Rodney, 
¿Fueron los que trataron de envenenar a Fidel
Los que trataron de mantener oprimidos a los vietnamitas?

Los que pusieron precio a la cabeza de Lenin

Los que metieron a los judíos en hornos,

y los que les ayudaron a hacerlo
Los que dijeron “América Primero”
Y aprobaron las estrellas amarillas
QUIÉN/QUIÉN/

Quién mató a Rosa Luxemburgo, a Liebneckt 

Quién asesinó a los Rosenberg 
Y a toda la gente buena aniquilada,
Torturada, asesinada, desaparecida

Quién se enriqueció en Argelia, Libia, Haití,

Irán, Irak, Arabia Saudí, Kuwait, Líbano,
Siria, Egipto, Jordania, Palestina

Quién cortó manos en el Congo

Quién inventó el sida Quién puso los gérmenes
en las sábanas de los indios
Quién imaginó “El Sendero de las Lágrimas”

Quién hizo volar el Maine

y comenzó la Guerra Hispano-Americana
Quién puso de nuevo a Sharon en el poder
Quién respaldó a Batista, a Hitler, a Bilbo, 
a Chiang kai Chek quién QUIÉN Q U I É N

Quién decidió que la Acción Afirmativa debía desaparecer

La Reconstrucción, el New Deal, la Nueva
Frontera, la Gran Sociedad,

Para quién trabaja el idiota de Tom Clarence

Qué mierda sale de la boca del Colin 
Quién sabe qué clase de puta es Condoleeza
Quién le paga a Connelly para que sea un negro de madera
Quién le da Premios de Genio al Homo Locus 
Subsidere


Quién derrocó a Nkrumah, a Bishop, 

Quién envenenó a Robeson, 
quién trató de encarcelar a DuBois 
Quién preparó la trampa para Rap Jamil al Amin, Quién se la preparó a los Rosenberg, Garvey, 
a los Scottsboro Boys, a los Hollywood Ten 

Quién incendió el Reichstag

Quién sabía que iban a bombardear el World Trade Center

Quién les dijo a los 4000 empleados israelíes de las Torres Gemelas
Que se quedaran en casa ese día
Por qué no fue Sharon

Quién, quién, quién/

Los periódicos dijeron que aquella explosión era un presagio 
que revelaba el rostro del diablo Quién QUIÉN Quién QUIÉN

Quién gana dinero con la guerra

Quién se hace rico con miedo y mentiras
Quién quiere que el mundo sea como es
Quién quiere que el mundo sea regido por el imperialismo, la opresión nacional y el terror
La violencia y el hambre y la pobreza.

¿Quién dirige el infierno?

Quién es el más poderoso

¿Conoces a alguien

Que haya visto a Dios?

Pero todos han visto

Al Diablo

Como un canto fúnebre de lechuza que estalla 

En tu vida en tu cerebro en tu ser
Como una lechuza que conoce al diablo
Toda la noche, todo el día si escuchas. Como el canto de una lechuza
Que se convierte en fuego. Escuchamos brotar las preguntas
Entre llamas terribles como el silbido de un perro enloquecido

Como el ácido vómito del fuego del infierno

Quién y Quién y QUIÉN(+) quién quién
¿Quiéééééééénnnnnn y Quiiiiiiiéééééeéééénnnnnnnnn!!!!



domingo, 29 de diciembre de 2013

AVE por Diane DiPrima

[Diane Di Prima nació en Brooklyn Nueva York en 1934 en el seno de una familia italo-americana. Su abuelo materno era un anarquista italiano que emigró a EE.UU. y fue colaborador de la también anarquista Emma Goldmann y Carlo Tresca, miembro de la IWW. Di Prima es de las pocas mujeres poetas adscritas a la Beat Generation. Se unió a los Beats finales de los 50 y principios de los 60 cuando vivía en Manhattan. Poco después se mudó a San Francisco y allí se convirtió en una figura puente entre los beats y los hippies, de hecho colaboró con el profeta del LSD Tim O'Leary y con los Diggers de San Francisco, artistas radicales que improvisaban teatro en la calle. El poema que se reproduce a continuación pertenece a su libro Loba.]



Diane Di Prima con otra rara avis
de la Beat Generation: Le Roi Jones


Oh hermanas perdidas de la luna
con la medialuna en el pelo y el mar bajo los pies deambulan
de azul velo, de hoja verde, de andrajoso chal deambulan
con la piel de oro y la cabellera en llamas deambulan
en la Avenida A, en Bleecker Street deambulan
en Rampart Street, en Fillmore Street deambulan
con tiara de flores, con enjoyado aliento deambulan

      huellas
           brillante madreperla
                                detrás
ojos de feldespato 
       y en ellos la luna creciente

con guantes, con sombrero, en harapos, con pieles, con cuentas
bajo la luna menguante, con el pelo suelto en la lluvia negra
aullando con perros vagabundos, silbando en los portales
sombras son, que caen sobre cruces y carreteras


a pie deambulan
escupiendo deambulan
musitando y llorando deambulan
viejas y hablando solas
con los ojos perdidos deambulan
listas para un amorío deambulan
llorando sus muertos.

                          desnudas caminan
                          envueltas en largas batas caminan
                          amortajadas caminan
                          para atrás caminan.
                         
                                                         hambrientas
                                                         hambrientas
                                                         hambrientas

                                                       chillar las oigo
                                                       cantar las oigo
                                                       maldecir las oigo
                                                       rezar las oigo

se acuestan con el unicornio
se acuestan con la cobra
se acuestan en el pasto seco
se acuestan con el Yeti
rozan las largas vergas de los sátiros con sus lenguas

     están armadas
     conducen carrozas 
     se alzan sobre mí
     son pequeñas
     se acurrucan en las laderas
     a resguardo del viento


preñadas deambulan
descalzas deambulan
golpeadas por borrachos deambulan

     matan en mesas de acero
     paren en camas negras
          el feto que arrancaron se endurece en la nieve
          y se alza como la luna nueva
          mientras gimen en sueños

desenterrando boniatos deambulan
pidiendo droga deambulan
jugando con pajaritos deambulan
picando piedra deambulan

recorro la larga noche buscándolas
trepo a la cresta de las olas buscándolas
duermo en la pradera, golpeo puertas de piedra
gritando sus nombres

son el coral
son el lapislázuli y la turquesa
su cerebro se enrosca como un caracol
danzan en las colinas

     mujer de dura esencia, tu giras
     bailas en los subterráneos
     te revuelcas en las viviendas
     y los niños chupan de tu pezón

Eres la colina, la forma y el color de la planicie
eres la carpa, la tienda de cuero, el hogan
la toga de búfalo, el quilt, el tejido afgano
eres el caldero y la estrella vespertina
te alzas sobre el mar y montas la oscuridad

Yo me muevo en tu interior, enciendo el fuego
hundo mi mano en ti y como de tu carne
eres mi imagen del espejo y mi hermana
desapareces como el humo en las colinas brumosas
me llevas a caballo por el bosque del sueño
gran madre gitana, apoyo mi cabeza en tu espalda

yo soy tú
y debo convertirme en ti
he sido tú
y debo convertirme en ti
soy siempre tú
y debo convertirme en ti

        ay-a
        ay-a ah
        ay-a
        ay-a ah ah
        maya ma maya ma 
        om estrella madre
        maya ma ah

Ilustración de Unica Zurn

miércoles, 18 de diciembre de 2013

EL ENCANTAMIENTO por Unica Zurn

[Unica Zürn o el espacio embarazado de mallas
Por Esther Peñas
cermi.es, 11/12/2012

Hay personas para las que un trauma, una humillación, una escena mal encarada siembra una filoxera en el alma de la que jamás se recuperan. Y el parásito, en forma de herida en la mente, herida de la que supura imágenes cíclicas y constantes, derriba personalidades únicas. Unica Zürn (Berlín, 1916, París, 1970) sabe de lo que se escribe.

Destacó por su poesía anagramática, en la que las palabras se transforman, se retuercen, se dislocan al permutar las letras de la serie. El ejemplo es un clásico: AMOR, ROMA, RAMO, ARMO, OMAR... Y tan poético como sus versos resultan esos dibujos insostenibles por lo impropio, oníricos, circulares, con un eco incesante de propuestas que van y vienen.

Sus dibujos. Tan del estilo de lo que se denomina ‘arte otro’ en la nomenclatura de Dubuffet, es decir, arte realizado por personas con enfermedad mental. Qué más da si son fruto o no de una de sus crisis de esquizofrenia. Importa lo que transmiten; importa la secuencia de lectura que despliegan; importa que son arte. Son dibujos cargados de ojos y de criaturas fantásticas, de rostros humanos o híbridos (mitad animal, mitad antropomorfo), de línea gruesa y con empaque que apenas si deja espacio al espacio, al que rellena con tupidas mallas y con ensortijadas líneas.

Gatos llameantes, lagartos con cabeza de lobo, lobos con testa de pájaro, peces con ojos de susto, serpientes bicéfalas, insectos melancólicos... Todo es posible, su papel es un inmenso Arca de Noé sin posibilidad de amenaza donde todo cobra la forma que improvisa el inconsciente. Como en una visión interior. Como en una revelación. Como en las profecías.

Pero Unica es mucho más que su poesía y sus trazos. Sus novelas, su reto a la vida, su desafío a sí misma, su modo de estar en el mundo. Y no arredrarse en él. Salvo que la carcoma del alma nos tumbe. Mantuvo un romance definitivo, que no formalizó, con el pintor y escultor Hans Bellmer, que creó aquella muñeca de tamaño natural con cuatro piernas y un solo torso para denunciar la obsesión nazi por la perfección física. Pero Bellmer, tan absorbido por su propuesta artística, no repara en la humillación que supone para Unica aparecer en la portada de una revista de moda, atada, amordazada por Bellmer. La idea de él traspasó la resistencia de ella. Una cesión que le costó su salud mental, frágil de origen.

Desde entonces, tal vez por verse metafóricamente descuartizada a los ojos de un mundo –entero- que la juzgo como despistada de moral, lisonjera y frívola, sufrió periódicas crisis esquizoides. Ya las tuvo antes, pero más espaciadas. Hasta que en 1970 no soportó la presión y se defenestró en su casa de París.

En España, Unica no es muy conocida, pero despertó la admiración y el respeto de artistas del surrealismo como André Breton, Man Ray, Hans Arp, Marcel Duchamp o Max Ernst. Sus obras se editaron en nuestro país tarde, demasiado tarde, aunque los dos títulos que le reportan un reconocimiento inmortal serían póstumos, ‘El hombre jazmín’ y ‘Primavera sombría’. Ambos recrean su estancia en dependencias psiquiátricas.

‘El hombre jazmín’ es especialmente tierno. Hermoso. Ese ser imaginario con casi tres metros de estatura y los ojos azules más bellos del mundo. “A los seis años, una noche un sueño la lleva al otro lado del espejo alto, con marco de caoba, que cuelga de la pared de su habitación. El espejo se convierte en una puerta abierta que ella cruza para salir a una larga avenida de álamos que conduce en línea recta a una casa pequeña. La puerta de la casa está abierta (...)  Aquella mañana la embarga una soledad inexplicable y entra en la habitación de su madre con el propósito-si ello fuera posible- de regresar por aquella cama al lugar del que ha venido, para no ver nada más. Entonces se le viene encima una montaña de carne tibia que alberga el espíritu impuro de aquella mujer, y la niña, despavorida, huye para siempre de su madre, de la mujer, ¡de la araña! Se siente profundamente herida. Y entonces aparece por primera vez la visión: ¡el hombre jazmín!”.

‘Primavera sombría’, en cambio, es un rito de iniciación abrupta, escarpada, desaforada, de voracidad por la vida, de querer masticar y deglutir e ingerir y emborracharse de vida y de todo cuanto esté en su principio activo: sexo, amor, amistad, uno mismo, familia, libertad, proyección, presente en apariencia eterno.

Y, sin embargo, como casi siempre, es aquí donde encontramos la pista, la huella de lo que sucederá años después, su vida truncada. El suicidio. “Ya está casi oscuro en la habitación. Sólo llega a la ventana el resplandor de una farola de la calle. Ya le es indiferente morir en suelo extraño o en su jardín. Se sube al alféizar, se sujeta con fuerza a la cuerda de la persiana y ve su oscura silueta en el espejo. Le parece encantadora y empieza a sentir compasión de sí misma. Se acabó, dice en voz baja, y antes de que sus pies se separen del alféizar, ya se siente muerta. Cae de cabeza y se desnuca. Su cuerpecito queda extrañamente doblado sobre la hierba. El primero que la encuentra es el perro. El animal mete la cabeza entre las piernas de la niña y empieza a lamer. En vista de que no se mueve, se tiende a su lado llorando suavemente”. Merece la pena leer el prólogo que a esta obra escribe Menchu Gutiérrez, tan en sintonía con la alemana.

Antes, mucho antes de estas obras, dejó su impronta en los guiones que pespuntó para UFA (sociedad de producción cinematográfica); antes, mucho antes, se divorció de un primer marido con el cual tuvo dos hijos, a los que trata a duras penas, como a extraños.

Unica era un ser delicado que aceptó –al menos, la verdad no hería tanto- el elemento perverso que la unía a Hans ("es mi destino el ser una eterna víctima", admitió). Estando su marido en silla de ruedas, ella decidió no vivir más. Él no pudo impedirlo. Como nada nos impide quedar asaetados por sus metáforas, cada vez que a ella se vuelve: esos seis pañuelos blancos de papel quemando en un recipiente, esa una máquina de coser planeando a un metro de su cabeza...

De Zürn, como en zurcido de tergal, resta decir que es un personaje raro. Raro a la manera que explicó Rubén Darío: “El común de los lectores acostumbrados a los azucarados jarabes de los poetitas sentimentales o solamente de gusto austero y que no aprecian sino la leche y el vino vigoroso de los autores clásicos vale más que no acerquen los labios a las ánforas curiosamente arabescas y gemadas de los cantos ya amorosos ya místicos ya desesperados de este poeta ya que en ellos está contenidos un violento licor que quema y disgusta a quien no está hecho a las fuertes drogas de cierta refinada y excepcional literatura modernísima. Se trata, pues, de un raro”]

Unica Zurn, una mujer que hacía honor a su nombre


La primera luz del amanecer entraba en el taller de sastrería por las ventanas sin cortinas. Los maniquíes parecían negros bultos sin forma.

La señorita Milli se sorprendió al encontrarse echada en el sofá sin el vestido. Al ir a extender la mano hacia la prenda, se asustó: no tenía brazos. 

Cuando la señorita Milli se miró los hombros y vio luego las negras siluetas de los maniquíes, sintió un hondo desconsuelo: estaba como ellos. 

Lentamente, a medida que crecía la luz, iban perfilándose las siluetas de los maniquíes. Pecho abombado, espalda erguida, caderas firmes y bien torneadas descansando sobre el pie. 

-Ya se ha dado cuenta –susurró el maniquí más grande, al que se probaban los fracs y las americanas.

-Mira, está asustada –dijo otro. 

-No te desesperes –la animó un tercero. 

-No te aflijas. ¡Nosotros estamos contigo! 

La señorita Milli escuchaba las voces tenues y amigas que sonaban en el taller y que salían de los maniquíes. 

Tenía frío. Le temblaban los hombros. Se quedó echada en el sofá, muy quieta, mirándose. 

-Lo sentimos mucho –dijo el maniquí más grande-. Menos mal que le ha dejado cabeza. 

La señorita Milli callaba; todo le parecía borroso, confuso. 

-Ahora que usted se parece a nosotros –empezó el maniquí grande, con voz aún más dulce y compasiva-, a pesar de que aún conserva la cabeza, ¿permite que le expliquemos lo ocurrido? 

La voz esperaba.

Entonces, en el interior de un maniquí empezó a sonar el leve tarareo de una tierna alborada. El cantor se balanceaba suavemente, y la dulce y lenta melodía sonaba como un suspiro. ¿Así que todos aquellos maniquíes, inmóviles y oscuros, que la señorita Milli conocía desde hacía años, tenían vida? ¿Estaban vivos, y ella no lo había notado hasta ahora, cuando compartía su suerte? La señorita Milli se levantó, fue a la ventana y miró afuera. Sin volverse, preguntó:

-¿Ha sido el oficial?

-Ah, ya se acuerda –dijo el maniquí más grande-. Sí; ha sido él, el canalla más bestial que hemos visto en nuestra vida, ese gordo pelirrojo.

-¿Qué me ha hecho? –a la señorita Milli le temblaba un poco la voz.

Ilustración de Unica Zurn

-Ayer el maestro sastre le dijo que se quedara a trabajar hasta más tarde –le recordaron los maniquíes.

Ella asintió.

-Sí. Tenía que coser la cola del vestido azul de madame Soré.

-Ya se habían ido todos –prosiguió el maniquí más grande-. Usted estaba sola, cosiendo. Cantaba una canción para distraerse. Entonces el oficial volvió.

-Fue uno de los más viles atropellos que hemos presenciado –terció en la conversación otro maniquí-. Se le acercó por detrás, la agarró por los brazos, la lanzó en ese sofá y...

-¿Y...? –preguntó la señorita Milli.

-¡Usted se defendió! Lo arañó bien. Y me parece que hasta le mordió en una oreja. Usted peleó, señorita Milli, peleó como una heroína, pero...

-¿Pero? –jadeó la señorita Milli.

-Él es muy fuerte, ¿comprende?, no había esperanza, nosotros nos volvimos hacia la pared, temblando de vergüenza, por no poder hacer nada.

-Pero mis brazos... –sollozó la señorita Milli con súbita desesperación-. ¿Qué ha sido de mis brazos?

-Él no consiguió nada, señorita Milli –dijo el maniquí grande con suavidad-. Usted conservó la cabeza, él luchaba y al fin dijo...

-¿Qué dijo? ¿Qué dijo, por Dios?

-Dijo –prosiguió el maniquí con voz dolorida-, dijo: "¡Pues serás como uno de éstos! ". Y nos señalaba a nosotros. "¡Sin brazos, sin piernas y sin... cara!"

La señorita Milli se volvió lentamente. 

-Sin... cara –susurró.

El maniquí grande, turbado, frotó el suelo con su pata de madera.

-Sí –murmuró-. Él...

-¿Qué? ¡Habla, por lo que más quieras!

Del cuerpo de los maniquíes salía un llanto suave que partía el corazón. 

-Nos da usted mucha pena –decían entre suspiros.

-Le ha borrado la cara –murmuró el maniquí masculino-. Ya no tiene cara. 

Lentamente, la señorita Milli se apartó de la ventana y fue hacia los maniquíes. La piel sonrosada de la mujer hacía un bello contraste con aquellos cuerpos negros. Al fin dijo:

-¿Entonces soy una de vosotros?

-Es un gran honor –dijo el maniquí masculino y, con movimientos rígidos, trató de hacer una reverencia.

-Siempre será la más hermosa. Aún tiene su pelo, su pelo suave de mujer. Y el contorno de su cara es bello y armonioso. Ah señorita Milli, es usted el maniquí más bonito que hemos visto en nuestra vida.

Las mejillas de la señorita Milli se ahuecaron en una sonrisa.

-Me quedaré entre vosotros.-¡Oh, qué alegría, señorita Milli! –exclamaron los maniquíes-. Haremos todo lo que podamos para que sea feliz.

Extraído del libro El trapecio del destino y otros cuentos. Editorial Siruela. Traducción: Ana María de la Fuente.

viernes, 8 de noviembre de 2013

LA KERMESSE GALÁCTICA por Edouard Jaguer

[Reencuentro con Edouard Jaguer, impulsor del movimiento Phases

Por Susana Wald

Vivo con Ludwig Zeller desde diciembre de 1966, a estas fechas hace 45 años. Por mi contacto con él “entré” en el surrealismo, es decir, me hice consciente de sus repercusiones, sus postulados, los textos de los poetas surrealistas tanto de Europa como de América Latina. Este fue un vuelco en mi destino; encontré en el surrealismo la expresión de un modo de vida que intuía, pero que yo misma no había llegado a articular. El surrealismo me alienta, me empuja a seguir adelante y me mantiene en contacto con artistas y escritores jóvenes. (Yo misma sigo joven, pero ya no se me nota...)

Ludwig Zeller tiene la costumbre de hacer todo cuando se lo dicta alguna motivación interior. En diciembre de 1974 me dijo de repente un día que quería escribir una carta a Edouard Jaguer (1924-2006), un crítico de arte y poeta que vivía en París, cuya dirección le había sido dada por Aldo Pellegrini, el poeta, líder del movimiento surrealista argentino, cuando Ludwig estuvo visitándolo en Buenos Aires en 1968. Cuando me dictó la carta, ni Ludwig ni yo teníamos una idea clara de quién podía ser Edouard Jaguer. Aldo Pellegrini le había dicho a Ludwig que Jaguer se interesaba en el surrealismo latinoamericano y que, cuando él (Pellegrini) estuvo juntando material para su antología de la poesía surrealista, Jaguer lo apoyó y ayudó en su tarea. No había entonces Internet ni nada que se le pareciera y no teníamos otra fuente de información para guiarnos sobre qué había hecho Jaguer antes de nosotros conocerlo ni qué planes tenía en esa época.

 Unica ZürnLa carta se fue poco antes del fin del año. A principios de enero recibimos la respuesta de Edouard Jaguer [1] quien nos contaba que en los días entre Navidad y Año Nuevo (periodo en que descansaba el correo francés) había tenido un sueño en el que veía una enorme cantidad de correspondencia que entraba por la ranura de la puerta de entrada de su departamento y que entre todos los sobres había uno que venía de un tal Ludwig Zeller. Contó su sueño a Simone, su compañera, y fue ella quien le recordó que ese era el nombre del escritor cuyos poemas habían leído hacía poco, en traducción francesa de Jean-Louis Bedouin, en el Bulletin de Liaisons Surréalistes (que era una revista de circulación muy restringida, un especie de órgano interno de los que participaban en el surrealismo de los setentas). Vale mencionar que entre los que participaban en el surrealismo en 1974 habían distensiones y los surrealistas que estaban publicando el Bulletin no colaboraban en las actividades que organizaba Jaguer, y tampoco ayudaban a que éstas se divulgaran.

Este sueño de Jaguer, este evento dentro de la más pura tradición del azar objetivo tan caro a los surrealistas, nos decidió a planear nuestro primer viaje a Europa, a París específicamente, cosa que se nos hacía factible ya que yo llevaba varios meses trabajando en Sheridan College, con un buen sueldo. Con unos boletos baratos viajamos en junio hasta Amsterdam, lugar en que conocimos a Frida y Laurens Vancrevel, con quienes estábamos ya en contacto a través de nuestras incipientes publicaciones a cambio de la revista que ellos hacían y que se llamaba Brumes Blondes (esto nos hacía suponer que Frida sería una mujer rubia, cosa que no era el caso). De Amsterdam tomamos el tren a París y tras esfuerzos enormes llegamos con nuestro cargamento de publicaciones, collages, dibujos y esculturas de cerámica al departamento de los Jaguer. El esfuerzo de llegar ahí fue de triple característica: intelectual –en nuestro contacto postal en los meses precedentes entendimos que compartíamos mucho con Jaguer–, emocional –este fue un viaje histórico para ambos, Zeller iba a Europa por primera vez y yo volvía ahí por primera vez desde que mis padres emigraran de Hungría, en 1949– y físico. Esto último en alto grado: fuimos con nuestra carga en metro hasta la estación Simon Bolivar, subimos seis pisos de escaleras hasta la calle, ascendimos las escaleras de la loma llamada les Bûtes Chaumont, en cuya cumbre estaba el edificio en que vivían los Jaguer [2] y luego subimos otros cuatro pisos de escaleras para llegar al departamento. Fuera de aliento al límite de la apoplejía caímos en los brazos de los Jaguer quienes nos recibieron con comprensión y mucha calidez.

Fue un encuentro que nos pareció inmediatamente de cercanía, de empatía que cimentó nuestra colaboración con el grupo que rodeaba a Phases y que lidereaba Jaguer, y produjo que organizáramos exposiciones de surrealistas franceses, españoles y de otros países en galerías de Toronto y sus alrededores, así como publicaciones de textos y obra artística del surrealismo internacional en nuestra editorial, Oasis Publications (1975-1994) y nuestra revista El Huevo Filosófico. A su vez Jaguer nos incluyó en las exposiciones y publicaciones de Phases.

Visitábamos anualmente el departamento de los Jaguer, humilde, de pequeñas dimensiones, [3] pero absolutamente repleto de una increíble colección de arte. Conocimos ahí la obra del italiano Baj, el alemán Richard Oelze, el escandinavo Freddie, el rumano Perahim, franceses como Suzanne Besson, Jean Pierre Vielfaure, Guy Ducornet, y Guy Roussille y otros que con el tiempo incluso se convirtieron en amigos cercanos. Fue en el departamento de los Jaguer que conocimos a E. F. Granell a quien nos ha unido una amistad profunda, y a poetas como Petr Král, Georges Goldfayn, Roger Galizot, Gérard Legrand o Abdul Kader Al Janaby. Fue Edouard Jaguer quien nos facilitó nuestro memorable primer encuentro con Arturo Schwarz con quien nos sigue uniendo una amistad duradera. También fue Edouard Jaguer quien me presentó a Michel Cassé en cuyo taller hice tres litografías, en 1976. A través de las presentaciones de Edouard Jaguer, Zeller y yo conocimos a personas que luego fueron y son amigos cercanos, como Mayo, John Schlechter Duvall, Jean Marc Debenedetti, Rikki Ducornet, Philip West, Marie Carlier, Yo Yoshitome y John Digby. Jaguer tenía interés especial en hacer contactos entre surrealistas de lugares muy diversos del planeta. Y lo lograba con su revista Phases, con sus cartas de introducción y llamadas telefónicas.

Donde los Jaguer respirábamos un ambiente cálido. Siempre nos esperaban con buena comida (la bonne bouffe, decía Jaguer) o con alguna cosilla especial para acompañar el estupendo café que preparaba Simone. Las comidas se regaban con buen vino. Jaguer tomaba cerveza, para disminuir su ingesta de alcohol y se burlaba de que a Ludwig le gustaba tomar Coca Cola, repitiendo: Ludwig et son coca.

Percibíamos que, al igual que nosotros, los Jaguer estaban por completo comprometidos con sus ideales, entregados a la tarea de promover la poesía y el arte visual. Jaguer era poeta y ensayista-crítico y sus artículos sobre artistas de lugares muy diversos se publicaban en libros o en revistas italianas como Terzo Occhio y de otros países, [4] además de la propia revista Phases (primer número, 1954). La hechura de esta elegante revista era obra de Jaguer, él mismo obtenía todos los materiales que ahí se incluían y hacía su diseño gráfico. La revista se financiaba con la venta a precios elevados de los ejemplares especiales de cada número que incluían obra original, generalmente de pequeño formato o grabados de los artistas que se publicaban. [5] Phases no era tan sólo un revista. Era un Movimiento (iniciado en 1952) en todo el sentido de la palabra, con postulados que apoyábamos sus participantes. Al incorporar el abstraccionismo en el surrealismo, Phases proponía abrir una nueva dimensión dentro éste. Esta postura no era aprobada por André Breton quien había excluido al abstraccionismo de su propio movimiento. Esto no significaba sin embargo que el joven Jaguer no tuviera, en su momento, una buena relación con Breton.

Los Jaguer estaban dispuestos a invertir todo lo que tenían en su tarea de impulsar el movimiento. Jaguer tenía un negocio que fabricaba hebillas de cinturones. Además vendía obra de arte a particulares. Tenía muy buena relación con varias galerías. Una de estas es la de Marcel Fleiss, que se llama 1900-2000. Los Jaguer poco viajaban fuera de Francia, y no hacían mayores viajes dentro de Europa, salvo cuando Edouard estaba montando alguna exposición de Phases. Jaguer, apoyado en la incansable Simone, organizaba muestras en diversas ciudades de Francia y otros países. Habíamos dejado obra en su poder y con esas participábamos en esas muestras.

Al departamento de los Jaguer llegaba una gran cantidad de personas, como Walter Zannini, el director del Museo de Arte de la Universidad de Sao Paulo, en Brasil, o la dueña de una galería de Bruselas. Tanto Simone como Edouard mantenían un flujo constante de correspondencia con muchísima gente y escribían cartas extensas. Tras nuestras vueltas a Toronto nos mantenían al tanto de los eventos que se desarrollaban en París y también otros lugares de Europa. Nuestras cartas fueron siempre respondidas en tiempo muy breve. La planeación de exposiciones y publicaciones fluía en forma continuada.

Edouard Jaguer, desde joven idealista y luchador, había participado con un grupo de Resistencia francesa en contra del nazismo y la invasión de Francia. Era un hombre buen mozo, con ojos muy brillantes que escudriñaban con mucha intensidad y rapidez; con sonrisa siempre a flor de labios; con mucho sentido de humor. Era muy sensual y su mujer, Simone, era tolerante con sus entusiasmos por las mujeres más jóvenes que ella.

Simone firmaba su obra visual, los así llamados collages revestidos, con el nombre de Anne Ethuin.

Una de las actividades de Phases nos llevó a nuestra primera visita a México en 1979 para la inauguración de una exposición en honor de Wolfgang Paalen que organizaron Saúl Kaminer y Edouard Jaguer. En esa muestra participaron, junto con artistas mexicanos, la mayoría de los integrantes de Phases. Se realizó en el Museo Carrillo Gil, en la Ciudad de México; Zeller y yo exhibimos varios de nuestros mirages.

 Unica ZürnEsa fue una aventura gratísima, como todas las que tuvimos en los muchos años de nuestros viajes y paseos. Uno de éstos últimos fue el que emprendimos con Simone y Edouard quien pidió que buscáramos la casa de Trotsky en Coyoacán. Indagué dónde estaría, pero no pude obtener una dirección exacta. La casa en es época aún no era museo. Decidimos por lo tanto ir los cuatro, Los Jaguer, Ludwig y yo, a la casa de Frida Kahlo y Diego Rivera; la recorrimos con cuidado. Ahí pregunté de nuevo dónde estaría la casa de Trotsky. Sabíamos que tenía que estar cerca. Tampoco me dieron una dirección exacta, pero sí una vaga idea que quizás la calle tal y tal. Contábamos con la buena voluntad del taxista que nos acompañó en esta expedición. Partimos hacia las calles indicadas y preguntando casa por casa dimos por fin con la que buscábamos. Estaba cerrada, pero insistimos en golpear la puerta hasta que asomó un hombre armado. Le expliqué que la pareja que venía desde París, que nosotros que veníamos desde Canadá... Nos dejó entrar. Esa visita resultó muy emocionante. Vimos la humildad en que había vivido Trotsky, sus cuartos, su escritorio rodeado de estantes de libros en que se apilaban principalmente diarios cuyo papel, para cuando nuestra visita, estaba tan avejentado que a todas luces no podría soportar, sin desintegrarse, que alguien lo tocase. Quien nos guiaba nos mostró con lujo de detalles cómo había sido el ataque a Trotsky, desde la espalda, según él. Y nos explicó que el lugar lo estaba cuidando un grupo de trotskistas dedicados que trabajaban completamente voluntarios y sin recursos económicos para mantener apropiadamente el lugar. Los cuatro estábamos conmovidos y muy callados, andando casi de puntillas. Agradecimos el privilegio de poder recorrer las habitaciones y salimos igual de callados y algo melancólicos para volver al taxi que nos había llevado hacia esa puerta. Fue una visita que nos acercó una vez más a los Jaguer. Compartíamos emociones.

Otro evento memorable en México se dio cuando conocimos por primera vez los refinamientos de la cocina mexicana. Ofrecí, en casa de Manuel Perló, quien nos albergó con mucho cariño en la Colonia Roma, una comida en honor de Jaguer y Kaminer con los principales participantes de la exposición. Una cocinera experimentada me ayudó a armar la comida con delicias que compramos en el mercado adonde me llevó, primera experiencia de ese tipo que tuve en México. Hicimos mole poblano, pescado a la veracruzana y no sé qué otras cosas. Fue una comida muy bien regada. Con el café serví unas obleas de colores netamente mexicanos –rosa, verde, amarillo, azul–, enormes, livianos, doblados en dos y pegados con azúcar, con pepitas de calabaza en su interior, de esas que venden en los tianguis y que para los que estaban en el país por primera vez eran el colmo de lo exótico.

A Simone y Edouard les gustaba tanto el buen comer como a mí misma. Recuerdo que en alguna oportunidad los invitamos a un restaurante elegante en París en agradecimiento de la hospitalidad impecable que ellos nos brindaron en todo momento. Fue en esa ocasión que aprendí de Jaguer la expresión que se les da a las entradas: “amuse gueule”, (que puede traducirse como: “algo con que distraer las fauces”) que me divirtió muchísimo; en esa oportunidad los amuse-gueles fueron carnes frías y embutidos servidos en un canasto y pan con que nos entretuvimos mientras el chef preparaba nuestros platillos.

También emprendimos un breve viaje con los Jaguer, en el auto que él manejaba. Visitamos el taller de un artista, en el “pays de Nerval”, como Jaguer llamaba la zona al norte de París. Ese mismo viaje nos dio ocasión para aventurillas que sólo se puede tener en compañía de quienes conocen bien una región. En los viajes se prueban las amistades. Viajar con los Jaguer fue muy agradable. Conversamos mucho, comimos bien en pequeños lugares que ellos conocían. Era invierno, tiempo de castañas frescas exquisitamente preparadas, marrons glacés, bocaditos que costaban fortunas.

Fue muy variada nuestra colaboración con los Jaguer. Entre las muchas cosas que hicimos hay un libro, Les assises de la grêle, conformado de un poema de Jaguer, con ilustraciones mías en tintas y lápices de color, un libro único en un grueso papel fino de color celeste pálido que se vendió en París. También publicamos en nuestra editorial poemas de Jaguer traducidos al castellano y al inglés con ilustraciones mías.

 Unica ZürnEn París, como en muchos lugares, hay constantes distensiones entre surrealistas con diversos puntos de vista. A Jaguer le gustaba controlar celosamente a los que colaboraban con él, pero contra su gusto –porque habíamos decidido no participar en las peleas internas de lugar alguno–, visitamos a varios surrealistas, entre ellos Vincent Bounoure, Jean-Louis Bedouin (en cuya casa estaba de visita Martin Stejskal, el pintor checo), Annie Lebrun y Radovan Ivsic. Ese afán controlador de Jaguer nos irritaba levemente y también nos entretenía. Era un juego casi como de adolescentes desobedeciendo los deseos de sus mayores.

Nuestra última visita regular a París se dio en 1986 cuando se hizo evidente que los precios europeos eran demasiado onerosos para nuestro presupuesto canadiense. Fue el fin de un periodo de trabajo febril de colaboración con el Movimiento Phases. Sin embargo no fue entonces que vi a Jaguer por última vez, sino años más tarde, cuando desde Toronto viajé en auto hasta la Galerie Lumière Noire de Montreal que organizó una exposición de sus dibujos. Esta es una obra juguetona con la que se entretuvo Jaguer toda su vida.

La cálida personalidad de Jaguer y su dedicación total al Movimiento que creó hacen de él una figura singular y un muy importante impulsor del surrealismo. Sus muchos ensayos presentaron con claridad sus ideales y sus conceptos en libros sobre artistas como Remedios Varo o Jules Perahim, o sobre asuntos como la fotografía. Muchos nos beneficiamos con su generoso apoyo. A nuestra vez gozábamos en trabajar con él y para el Movimiento. Simone sobrevivió a Edouard varios años. Por lo que sé al final de su vida estuvo ciega. Pero su visión interior tampoco se vio disminuida.

Mi reencuentro con Edouard Jaguer se da mientras escribo estas líneas que me brindan momentos de alegría y cálidas emociones, recorriendo notas de cuadernos de los años en que lo conocí. Que estas emociones puedan darse es señal de que Edouard Jaguer sigue vivo, en el tipo de vida que trasciende lo físico y lo efímero.

NOTAS

1. El apellido de Jaguer es un seudónimo que él adoptó -según me contó- aún muy joven, por su entusiasmo por el automóvil de marca llamada Jaguar. Si esto fue verdad o una broma suya, no sé.
2. En 24 rue Rémy de Gourmont, a pasos de la casa en que había nacido Jaguer.
3. Nunca pude descubrir dónde dormían Edouard y Simone. Supongo que tenían una de esas camas que durante el día quedan dobladas o escondidas dentro de un muro.
4. Otras revistas en que aparecían los artículos o poemas de Jaguer: La Main à la Plume, La Revolution la Nuit, Le Surréalisme Révolutionnaire, Rixes, COBRA, Boa, Il Gesto, Salamandre, La Brèche, Aujourdh'hui, XXième Siècle, Ellébore, Les Deux Soeurs, La Tour de Feu, La Nef.
5. Aparece obra de Zeller y Wald en Phases # 5, Segunda Serie, 1975.]

Edouard Jaguer, creador de Phases


Los augures habían bebido ese día
Y muchas barricas vacían reventadas sobre la senda ideal
Que conduce del Práter al Prado
A través de los meandros picarescos de lo Tierno
Pero la cerveza era amarga en ese día y el ajenjo de tinta
Y de los augures quebrantados consumidos por el alcohol
Angoras el más lúcido no señalaba la menor diferencia
Entre ónix y cítrico
Mazapán y dromedario
Gelinota y linimento
Ellos se daban a sí mismos un espectáculo de alta escuela
Donde una decoración de resortes significaba el derrumbe de los empíreos
Y Angoras convertido en trapecista vaticinaba con grandes
chorros de ambrosía
El peristilo de los templos estaba sembrado de papeles sucios y de latas de sardinas
La multitud transitaba indiferente a lo largo de las gradas y sobre la senda ideal y antigua que conduce de Pelión a Osa
Los augures titubeantes e hirsutos dilapidaban riendo
El oro falso del principio de identidad
Y le prestaban ayuda al volatinero ávido del espíritu moderno

En resumen ese día
La Pitia había bebido


Dibujo de  Unica Zürn