viernes, 7 de marzo de 2014

EL CANTO DEL LLANERO SOLITARIO por Leopoldo María Panero

[Leopoldo María Panero, maldito sea

El País, 07/11/2014

“No tenía a nadie”. Así resumía hace unas horas el editor Antonio Huerga la soledad en la que ha muerto Leopoldo María Panero a los 65 años. Lo decía para explicar la incertidumbre sobre los restos del poeta: “¿Incinerarlo? ¿Enterrarlo? ¿Quién decide? No tenía a nadie”. Tras la desaparición de su hermano Juan Luis en septiembre pasado, la muerte de Leopoldo es el último capítulo de una convulsa historia familiar llevada al cine por Jaime Chávarri y Ricardo Franco. Él decía que prefería la película del segundo “por los colores”. Lo decía como lo decía todo, con una salvaje ingenuidad llena de citas de poemas ajenos y propios, teorías conspirativas, críticas a España, a la OTAN, a sus editores o a sus compañeros en el psiquiátrico de Las Palmas, donde se había recluido voluntariamente hace más de una década. Los elogios quedaban reservados para sus colegas de generación: Gimferrer, Colinas o Ana María Moix, fallecida la semana pasada.

“Vivo dentro de la fantasía paranoica del fin del mundo y no solo no quiero salir de ella sino que pretendo que los demás entren en ella. Todas mis palabras son la misma que se inclina hacia muchos lados, la palabra FIN, la palabra que es el silencio, dicha de muchos modos”. Así abría Panero su poética para Nueve novísimos, la antología de Josep Maria Castellet que le señaló en 1970 como una de las grandes promesas de la literatura por venir. Era el más joven de la selección y dos años antes se había estrenado con Por el camino de Swan, publicado en Málaga en 1968.

Repasar su vida durante ese año inaugural permitiría hacerse una idea de quién era Leopoldo María Panero, un poeta crucificado entre su propia desmesura y los tópicos de loco oficial de la poesía española. 1968 fue el año de su primer libro, de su primer intento de suicidio, de su ingreso en el Instituto Frenopático de Barcelona y de su paso por la cárcel de Carabanchel después de que lo detuvieran en Madrid junto a Eduardo Haro Ibars por consumo de marihuana y le aplicaran la Ley de Vagos y Maleantes. También fue el año en que escribió Así se fundó Carnaby Street. Publicado en 1970, ese libro contiene ya hecha (y deshecha) la voz de un autor que escribía todo lo que se le ocurría y publicaba todo lo que escribía. Cuando en 2001 Visor reunió su poesía completa hasta ese momento -588 páginas, una veintena de títulos- Panero tenía ya tres libros más en marcha en tres editoriales distintas. Uno de ellos Prueba de vida, una “autobiografía de la muerte” cuyo maltrecho mecanoscrito original paseaba por Las Palmas dentro de una bolsa de tela entre cintas de Los Chichos y antologías de Emily Dickinson.

A su muerte, Leopoldo María Panero ha dejado, al menos, un poemario inédito titulado Rosa enferma. Huerga y Fierro, su editorial de los últimos años, lo publicará el próximo otoño. Entre tanto, el sello madrileño ha emprendido la publicación de su obra título a título. De esa serie forman parte poemarios como Teoría, Narciso en el acorde último de las flautas, Last River Together, El último hombre, Poemas del manicomio de Mondragón, Contra España y otros poemas no de amor o Locos. Irracionalismo, expresionismo, culturalismo y hermetismo atraviesan una obra irreductible a una fórmula salida del cerebro de un hombre irreductible, más fácil de tratar para los rockeros que para los catedráticos.

El desencanto, sus intervenciones en público y sus apariciones en la radio (La ventana) o la televisión (Crónicas marcianas) quedarán para la leyenda del penúltimo poeta oficialmente maldito. En la memoria de sus lectores -y son muchos- quedarán los versos de “Deseo de ser piel roja”, “El loco mirando desde la puerta del jardín” o “Ma mère”, dedicado “A mi desoladora madre, con esa extraña mezcla de compasión y náusea que puede solo experimentar quien conoce la causa, banal y sórdida, quizá, de tanto, tanto desastre”. Era en 1979. Ocho años más tarde subtituló como “reivindicación de una hermosura” otro poema, “A mi madre”, que termina: “y dicen que llueve por nosotros y que la nieve es nuestra / y ahora que el poema expira / te digo como un niño, ven / he construido una diadema / (sal al jardín y verás cómo la noche nos envuelve)”.]

Leopoldo María Panero, galeote de la sensibilidad.



I
Verf barrabum qué espuma
Los bosques acaso no están muertos?
El libro de oro la celeste espuma los barrancos
en qué vuela una paloma

en el árbol ahorcado está un espejo
palacio de la noche, fulgor sordo
a las ondulaciones peligrosas
voracidad se interrumpe y el silencio nace
vaso de whisky o perlas
(y en el resplandor penumbra envuelta)

las hadas
dulces y muertas sus vestidos sin agua
M preguntó a X
X no le respondió

la masa de un toro queda anulada
por la simple visión de sus cuernos
cubiertos de nieve: montañas
a las que el ciervo va a morir
cargado de tota su blanquez

los fantasmas no aúllan
--Y
:
peces color de cero absoluto
O bleu
en un lugar vacío me introduje
estaba oscuro hasta que ya no hubo luz
soledad del anciano, tacere é bello

Verf barrabum qué espuma
reencarnación
en lo dorado de mi pensamiento
Alicia
Verf barrabum
qué hago
ves la espuma inmóvil en mi boca?
aquí solo a caballo Verf barrabum qué
hagoaliciaenelespejojoven
aquí a mi palacio de cristal: hay ciervos
cuidadosamente sentados sobre alfileres
y es el aire un verdugo
impasible. (Tacere és bello Silentium

Verf
qué hago muerto a caballo
Verf
alto ahí ese jinete que silencioso vuela
contrahecho como un ángel:
caen del caballo todos los jinetes

y la cigarra ἀπαθής
en el verde que tiembla
luz que de la inmovilidad emana
luz que nada posee
y el enmascarado usó bala de plata
punteó la tiniebla con disparos

y dijo:
a) fantásticos:desiertos los que mis ojos ven
b) barrabum:bujum
c) la llanura muy larga que atravieso
con la sola defensa de mi espalda
d) mi mano no es humana


II

esplendor de cristal en la llama de una vela
Osiris muerto en sólo tres al cubo
yaciendo en la oscuridad (oscuridad de piedra)
Snark
destruye a Bujum
(con su plumaje afilado a la manera
de un cuchillo, con sus uñas separadas del cuerpo,

con
sus dientes sagaces que ya no mastican carne humana)
Snark = Verf (y ya no barrubum)
la sangre de Carlitos
está en la pared secándose
(tiene un perro muy fiel de granito)
la sangre de Carlitos

Verf
pero en especial su aliento amarillo
la enfermedad es aún movimiento, pero la mía
está inmóvil
indecisión y la mía es firmeza
arde en la noche un rancho
en la soledad invernal las
cabalgatas en el desierto
llueve en el invierno, la oscuridad es un círculo
por el laberinto de la máxima destrucción
sortijas de oro en el crepúsculo
dice el pájaro:sígueme
ese bosque no acaba ni empieza
en donde estoy perdido
extraviado de una claridad
esa montaña de la que no hay retorno
tiranía de la nada

"No hay acontecimientos personales", decía E.H.
mientras los hongos crecían a sus pies
laberintos de nieve realidades sin peso
castillo

Verf
y no Bujum.
Pompas de jabón en tabletas
Verf
animales de contornos mágicos
vide Carroll
(el huevo con rostro humano) the rain
in the plain
 bajo el sol las cadenas
el sepulcro de Sitting Bull
los pájaros
que no existen
el manicomio lleno de muertos vivos
el manicomio lleno de muertos vivos
el manicomio lleno de muertos vivos

Estas flores son cadenas
y yo habito en las cadenas
y las cadenas son la nada
y la nada es la roca
de la que no hay retorno
(mas si no se ha vuelto es porque tampoco
nunca se ha ido) y la nada es la roca
la nada es la música
de la que no se vuelve
una pastilla de jabón venenosos arcángeles
y Fedor Tjutvec sonreía
en una niebla incierta, también llamada Verf
barrabum qué espuma
golpeará después los huesos de mi boca.



"Calipso Peach" de Jorge Galindo