viernes, 12 de enero de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XVII)


En la asamblea de avutardas, un ave de mediana edad toma la palabra:

“Hemos escuchado la opinión de una de las avutardas más veteranas de nuestra comunidad. Acaso su avanzada edad, y su falta de perspectiva vital pues (y lo siento si en este punto me expreso con demasiada crudeza) se acerca al final de sus días, sea el motivo de que muestre una actitud tan incendiaria e imprudente. De ahí que solo el sector más joven y alocado de esta asamblea aplauda sus propuestas. Lo que el veterano camarada ha expuesto es, a mi parecer, un suicidio colectivo. Los seres humanos tienen medios técnicos para eliminarnos (y perdón por la ironía) de un plumazo. Opino que para preservar nuestra especie lo mejor que podemos hacer es lo que hemos hecho hasta ahora: mimetizarnos con el paisaje usando nuestras excelentes dotes para el camuflaje y hacer creer a media humanidad que no existimos. A nuestro favor juega el hecho de que muchos seres humanos niegan nuestra existencia y otros nos adoran (por diversas razones, a cual más extravagante) hasta tal punto de que han dictado leyes que protegen nuestra integridad física. Ya sé que hay cazadores furtivos que ansían desplumarnos y despiezarnos por el beneficio económico y también por ese afán que tiene el ser humano de demostrar que es la especie que manda sobre la faz de la tierra pero éstos son habas contadas y en general las leyes humanas nos protegen. Por tanto, abogo por usar nuestra mejor arma: la discreción.”

Este discurso arrancó una sonada ovación de los sectores más moderados de la comunidad de avutardas aunque un grupo nutrido de jovenzuelos con cazadoras de cuero negro con tachuelas y plumas teñidas de estridentes colores lo abuchearon e incluso lanzaron algún eructo de cerveza rancia.

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