martes, 27 de marzo de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXXII)


Cuando la meseta se puebla de flores siempre hay alguna avutarda que se acerca a un diente de león, lo sopla esparciendo su suave pelusa al viento perfumado por la lavanda y el tomillo, y formula un deseo:

“Quiero tener sonrisa de ornitorrinco”

“Quiero matar de cosquillas a la mujer de un banquero”

“Quiero orinar en el mismo retrete que el Papa”

“Quiero salir a cazar monarcas alcoholizados”

“Quiero morir disfrazada de cowboy”

“Quiero gritar hasta quedarme descolorida”

“Quiero centellear como una catedral en llamas”

“Quiero que descarrile el cosmos”

“Quiero rodar por el orbe como un diente de león”

“Quiero ser un cortacésped”

Etc.

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miércoles, 21 de marzo de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXXI)


Un agricultor dice haber visto avutardas en traje de camuflaje y envueltas en ramajes deambulando por el páramo. Pronto se corre la voz por la comarca habitada por la avutarda y un equipo de periodistas de un diario liberal e independiente de gran tirada se desplaza al lugar a entrevistar al testigo de tan extraordinario suceso. Al día siguiente la comarca de la avutarda se despertó con este titular en la portada del prestigioso diario: “Lugareño detecta avanzadilla de invasión militar rusa en el páramo”. 

Después de semejante pieza de periodismo de investigación, sus autores han sido postulados para el Pullitzer por su valiosa labor demostrando de manera inequívoca, y para escarnio de conspiranoicos, que la injerencia rusa es real y no una engañifa para domesticar a las masas. También se han planteado organizar una ONG para denunciar la manipulación mediática en los incivilizados países emergentes.

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lunes, 19 de marzo de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXX)



Primera flor del almendro. La avutarda macho la coloca sobre la cabeza de la avutarda hembra y brilla como un sol que renace de las cenizas de las lumbres del invierno y empieza a derretir la nieve dormida en lo alto de las redondeadas lomas del páramo. Los arroyos hacen sonar mil flautas. El color vuelve a la naturaleza coincidiendo con el equinoccio de primavera. A lo lejos las aldehuelas diseminadas por la planicie como blanquecinos guijarros parecen multiplicarse como brotes de rosal silvestre. El viento frío se refugia en su nido en lo alto de un ruinoso campanario. Mamá avutarda saca a sus retoños a pasear pero éstos ya no encuentran hielo ni nieve para deslizarse. La escarcha también se ha batido en retirada. Los polluelos, no obstante, se quedan boquiabiertos de estupor: a los matorrales y arbustos de la llanura le han salido patas.

Por el áspero páramo cientos de avutardas hacen maniobras militares en sus uniformes de camuflaje. A este atuendo le han añadido ramas de brezo y espliego para acercarse al enemigo sin ser detectadas. Bajo este ramaje, sus cabecitas provistas de esos ojos como prismáticos y un abundante arsenal compuesto por revólveres, granadas, rifles de francotirador, fusiles de asalto, ametralladoras, bazucas, morteros, diversas piezas de artillería, carros de combate y tanques. Abriéndose camino en el barrizal dejado por el deshielo, las avutardas son instruidas en tácticas de guerra de guerrillas para ser usadas en el momento decisivo en el que asesten un golpe certero a la vanidad humana.

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domingo, 11 de marzo de 2018

AVISTAMIENTOS DE AVUTARDAS (XXIX)




El rey de aquella democracia madura y modélica, responsable de la cacería furtiva de avutardas, siente cómo a su alrededor el pueblo cuchichea. Llega a sus oídos que a la plebe, harta de austeridad y de crisis, no le ha sentado bien que su monarca salga a cazar animales protegidos ahíto de caviar y de licor del caro. Rápidamente sus asesores de imagen le insinúan que quizá su majestad debería salir a la escena pública y esbozar algo parecido a una disculpa. Eso y ser más discreto en sus desvergonzadas correrías, claro. Así las cosas, el rey de esta democracia modélica comparece públicamente ante una representación de la clase periodística elegida democráticamente por su mayestático dedo. Es entonces cuando su majestad pronuncia unas palabras que desde aquel momento se volverían míticas: “Yo no he sido”.

El mensaje real de inmediato ocupó las portadas de todos los periódicos y noticieros del país, donde la clase periodística al unísono destacó la sencillez del mandatario y la sinceridad con la que pedía perdón a sus súbditos. Qué cuatro palabras más honradas. El hermoso y emocionado eslogan se difundió por las redes sociales, se tradujo a 35 idiomas, se imprimieron camisetas con él y fue elegido por unanimidad por un congreso de ONGs ambientalistas para anunciar una campaña por la protección de especies protegidas, para que así estuvieran protegidas dos veces. Por último, la Real Academia de la Lengua autóctona decidió modificar su diccionario de modismos para que “yo no he sido” pasara a expresar de manera inequívoca lo mismo que antes se decía de esta guisa: “Lo siento, me he equivocado y no volverá a ocurrir.” Por su parte, la prensa, encantada, alabó el ahorro de palabras que suponía el cambio introducido por la Academia, precisamente en tiempos de austeridad.

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martes, 6 de marzo de 2018

AVISTAMIENTO DE AVUTARDAS (XXVIII)


Recientemente la universidad de Glasgow ha publicado un estudio en el que se sugiere que la avutarda ingiere ciertos escarabajos que contienen potentes toxinas para drogarse y de esta manera parecer más interesante al sexo opuesto durante el periodo de apareamiento. Al parecer, la tendencia va en aumento entre las nuevas generaciones de aves que, ante el panorama sombrío generado en la meseta por la pertinaz sequía y la crisis económica, prefieren escapar a su miseria existencial evadiéndose por medio de la droga y el sexo. Además, el problema se ha acrecentado porque la comadreja, que se ha hecho con el monopolio del tráfico de estupefacientes en el páramo, ha constituido poderosas y violentas redes mafiosas.

El estudio se ha basado en el trabajo de campo del ornitólogo escocés Andrew McAllister, que, una vez dilapidó en alcohol el dinero del que le dotó la universidad, recurrió a ingerir el mismo tipo de escarabajos psicotrópicos con los que se atiborran las avutardas. “De ahí”, concluye en su estudio McAllister, “que en ciertas zonas del llano se utilice con frecuencia la frase hecha Fulanito se pone como las avutardas para criticar la falta de moderación de algunos lugareños en el uso de sustancias psicoactivas”. Después de todo, los meses de vida disoluta que pasó el ornitólogo escocés en la tierra de la avutarda no fueron tan baldíos.


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